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Pero se proponía, conociendo tanto el teatro, siendo tan gran poeta, y tan hábil en la elección de los medios eficaces para transformar en dramática una obra poética, y producir desde la escena impresión en los ánimos, dirigir la fábula de manera, que, en sus diversas partes, tendiese á un efecto único y total; que atrajera la atención de los espectadores, y, haciendo resaltar las vicisitudes de esa acción, sin perjudicar á la excelencia de la poesía y al fondo de todo el argumento, le sirviese de fundamento y motivo poderoso para realzar más su importancia.

La fundó en 1648 un D. Fernando de Soto, de quien no queda mas memoria. El cuadro de su altar representa el martirio del Santo titular; es obra de Juan Luis Zambrano, y no carece de mérito. Capilla de Nuestra Señora del Rosario.

A pesar de ello, no considero esta falta gravísima como signo de perversidad del alma. Esta falta y otras como ella, son, en determinadas gentes, obra de ciertas deficiencias, a veces constitutivas, a veces impuestas por la educación; falsas ideas que se adquieren de las cosas, por el modo erróneo de considerarlas.

Andaba con dificultad, pronunciaba torpemente algunas palabras, y el órgano de la visión había vuelto a sus antiguas mañas, alterando y coloreando de un modo extraño los objetos. ¡Qué lástima, estropearse así cuando iba tan bien de la vista, que determinó concluir la obra de pelo, de la cual faltaba muy poco! «Nada, nada solía decir , si esta gran infamia prevalece, yo me muero».

Pero de repente, sin saber cómo ni por qué, todo se le volvía del revés allá en las cavidades desconocidas de su espíritu, y la conciencia se le presentaba limpia, clara y firme. Juzgábase entonces sin culpa alguna, inocente de todo el mal causado, como el que obra a impulsos de un mandato extraño y superior. «Si yo no soy mala pensaba . ¿Qué tengo yo de malo aquí entre ? Pues nada».

Asegurados estos puntos principales, el tiempo irá consolidando la obra de organización unitaria que el crimen había iniciado, y sostenían la decepción y la astucia.

Empleáronse en esta obra digna de romanos mucho tiempo, mucha gente, muchísimo dinero; mas se ejecutó con felicidad, y la muchedumbre atónita vió llegar lentamente por un plano inclinado, espresamente construido, hasta el lugar destinado en el atrio de la mezquita, las dos enormes pilas, una tras otra, en fuertes carras de roble hechas al intento, y tiradas cada una por setenta robustos bueyes.

En sus ojos resplandecía toda la vida que faltaba en los de la imagen. ¡Qué hermosa era la obra de Dios! ¡Qué risible la labrada por el hombre!

LA MARQUESA. ¡Ah...! ¡Perfectamente...! ¡La señorita Volanges...! Su padre hizo un donativo importante a nuestra Obra, y yo le di las gracias con una carta personal.

Dicho acueducto, pertenece a la clase de los aparentes, está construido con grandes piedras sillares, la canal por donde va el agua está revestida interiormente de un cimiento muy duro, los arcos están sostenidos por seis pies derechos y sobre el punto de donde salen los pilares del segundo orden, hay grandes almohadillados que contribuyen a hacer mas admirable el acueducto y a dar mas solidez a la obra.