United States or Cook Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Cuando tomo un libro, obligándome a misma a leer, ocurre que al poco rato ni lo que estoy leyendo. Comencé una novela que, según dice Zoraida, es interesantísima. No he podido pasar del segundo capítulo. Han dejado de interesarme, ahora, los dramas puramente imaginados y la hermosura del estilo me entristece, no porqué.

Pero ninguno de estos accidentes me confundió tanto como la transformación de su voz, que adquirió cierta sonora gravedad bien distinta de aquel travieso y alegre chillido con que me llamaba antes, trastornándome el juicio, y obligándome a olvidar mis quehaceres, para acudir al juego. El capullo se convertía en rosa y la crisálida en.

El Océano respira al igual que yo, concuerda con mi movimiento interno, con el de arriba, obligándome á contar incesantemente con él, á computar los días, las horas, á mirar al cielo. Me recuerda lo que soy y que vivo rodeado de gentes. Si me asiento sobre una costa rasgada, por ejemplo la de Antifer, veo un espectáculo inmenso. El mar, que hace un momento parecía muerto, acaba de espeluzarse.

Pero la superchería se descubrió pronto y el engaño no duró mucho tiempo, aunque el necesario para que llegase a mis oídos, obligándome a transmitirlo a la familia. Aunque tenía muy mala idea de la veracidad del viejo Malespina, jamás pude creer que se permitiera mentir en asuntos tan serios.

Mientras yo predicaba justamente la prudencia, apoderóse de un demonio, que experimentó un maligno placer obligándome sin decir oxte ni moxte a hacer ademanes contrarios.

Después han seguido lavándome y perfumándome dos veces al día, regalándome a pedir de boca, y obligándome a estar en compañía de todas estas alegres señoritas, donde he acabado por olvidarme de Zoroastro y de mis austeras predicaciones, y por convencerme de que en esta vida se ha de procurar pasarlo lo mejor posible, sin ocuparse en la vida de los otros.

Este hombre que así se nos entró anoche, por la justicia perseguido, a ampararle obligándome, de tal manera se me ha entrado en el alma, que en él vivo y en él muero, y ansio lo que no a qué violento término, ni nunca vista ni oída pasión puede llevarme. ¡Ay, cielos tiranos, que habéis hecho que cuando yo ame, ame de tal manera, que sobresaltos de muerte sean los comienzos de mi amor!... Escucha, oye, atiende, Florela; mira lo que en este papel me dice, y cuán preñado está de peligros y temores; que él sabe, porque yo en mal hora se lo he dicho, el crudo enemigo que sedienta me tiene de desagravio; y yo me acongojo viendo en estas casi desembozadas razones del papel que el alma mía me ha escrito, que él se ha puesto en términos de darme cumplida venganza, si pudiere, de ese mi impío perseguidor; y sabe, Florela, que ese enemigo de mi reposo puede tanto y a tanto llega, que posible hallo que con una nueva desgracia aumente la saña que en mi desventurado corazón en contra de él, y en vano hasta ahora, se alienta.

Pues señor, como decía, diose a Renovales un pequeño cuerpo de ejército, y en este cuerpo de ejército me incluyeron a , obligándome, casi enfermo todavía, a seguir al loco guerrillero en su más loca expedición. Obedecí y embarqueme con él, despidiéndome de mis amigos. ¡Oh, qué aventura tan penosa, tan desairada, tan funesta, tan estéril!

¿Y por qué te querían asesinar esos cafres? Porque les dije mil perrerías. Después, cuando me llevaron a la tienda, todos se reían de . Luego me dieron vino, obligándome a beberlo, y yo mientras más bebía más charlaba, diciendo atroces disparates y frases graciosas, hasta que me quedé como un cuerpo muerto.

Bajó la cabeza como desalentada, murmurando contra su destino. Usted no sabe qué vida ha sido la mía. Necesito la riqueza; es algo indispensable para mi existencia, y he pasado lo mejor de mi juventud corriendo inútilmente tras de ella. Cuando imaginé tenerla entre mis manos, la vi desvanecerse, para reaparecer más lejos, obligándome á una nueva carrera... ¡Y así ha sido siempre!