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Tal dominio llegó a ejercer sobre Doña Francisca, que la pobre viuda no se atrevía ni a rezar un Padrenuestro sin pedir su venia a la dictadora, y hasta se advertía que antes de suspirar, como tan a menudo lo hacía, la miraba como para decirle: «No llevarás a mal que yo suspire un poquito». En todo era obedecida ciegamente Juliana por su mamá política, menos en una cosa.

Al crecer, la chicuela no dejó de apercibirse de la impresión que producía en Juan, que permanecía extasiado ante su gentil personita, y supo darse aires dignos de una pequeña princesa acostumbrada a mandar y que quiere ser obedecida. Juan, se sometía, sin vacilar, a sus caprichos más fantásticos o imaginaciones más locas.

O raro caso y por jamas oido, Ni visto! ó nuevas y admirables trazas De la gran reina obedecida en Gnido! En un instante el mar de calabazas Se vió quajado, algunas tan potentes, Que pasaban de dos, y aun de tres brazas. Tambien hinchados odres y valientes, Sin deshacer del mar la blanca espuma, Nadaban de mil talles diferentes.

¡Abuela! ten piedad de supliqué con lágrimas en los ojos; déjame gozar de mi vigésimoquinto aniversario... No me obligues a pensar cosas tristes... No me hables de la muerte, y sobre todo de la tuya... Es, sin embargo, una ley de la Naturaleza siempre respetada y siempre obedecida respondió dulcemente la abuela.

Quiso seguirle con un salto de pantera joven, pero sus manos chocaron contra el obstáculo que acababa de inmovilizarse, mientras seguían sonando en su interior llaves y cerrojos. Golpeó desesperadamente la puerta. Sus puños se lastimaron en infructuosos empujones. ¡Ulises, abre!... ¡Oyeme! En vano gritó como si diese una orden, exasperándose al no verla obedecida.

En seguida, y habiéndose despedido del lectoral, levantó su preciosa mano, exornada de randas, y, mirando en los ojos a los mancebos, díjoles con imperio: Vosotros seguidme. Volvió las espaldas, segura de ser obedecida, y desapareció. Los dos hermanos se fueron tras ella, y durante unos segundos oyose alejarse por el corredor el golpeteo de las espuelas.