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Los síntomas del estómago, tales como flatos, eructaciones ruidosas, amargor, inflacion del estómago, provocados por los esfuerzos de espectoracion; las náuseas, regurgitaciones, digestion penosa, movimientos congestivos en la cabeza durante la digestion, con necesidad de acostarse por una sensacion de debilidad en el epigastrio, se manifiestan por la mañana y por la tarde.

La muchacha sentía el trastorno de sus entrañas en forma de náuseas, vahídos y crisis de nervios, y Maltrana, con su egoísmo de hombre superior, abandonaba la casa, en busca del placentero trato de los amigos. El estado anormal de Feli coincidió con un suceso que hizo temer a Isidro por la vida de la muchacha. Una mañana se presentó el señor Manolo el Federal.

Algunos de los dolores lancinantes y tensivos se refieren al corazon; la afeccion de este centro de la circulacion resulta del carácter nervioso de la fiebre, como se deduce de los síntomas siguientes: somnolencia, calosfríos y náuseas, calosfríos parciales, frio glacial, azulamiento de la cara, manos frias con calor general, y sensacion de frio en la piel.

¡Ca!... ¡Primero me quitan la vida!... Tuve tiempo de romperla y echar los pedazos por el vertedero del baño. ¡Berr! hizo Butrón como si le dieran náuseas; y con las manos cruzadas a la espalda, actitud de las grandes perplejidades, y fruncido el formidable guardapolvo de sus cejas, señal en él de graves preocupaciones, comenzó a medir a grandes pasos la estancia.

Se le atravesaba como otras muchas, y al fin, después de mil tentativas que parecían náuseas, la soltaba entre sus bonitísimos dientes y labios, como si la escupiera. Prefería contar particularidades de su infancia. Su difunto padre poseía un cajón en la plazuela y era hombre honrado. Su madre tenía, como Segunda, su tía paterna, el tráfico de huevos.

A un miembro del tribunal carlista muy exaltado le había dicho que era republicano y que no oía misa los domingos. A Cañete le fue con la embajada de que se reía de sus críticas en el café. En fin una serie de canalladas que levantan el estómago. Y en efecto, García al narrarlas se ponía pálido y parecía estar atacado de náuseas.

Tuvo que salir inmediatamente de la iglesia, acometido de violentas náuseas. En el pórtico devolvió toda la comida. Llevole a casa el cura, y quiso curarle con una taza de salvia, remedio supremo que empleaba contra todas las dolencias que afligen al género humano; pero su joven compañero, que sabía a qué atenerse sobre su enfermedad, rehusó obstinadamente toda medicación.

Era cosa que me causaba náuseas verla echar cucharadas colmadas en cuantos platos se la presentaban. D. Oscar comía rajas de naranja con aceite y vinagre. D.ª Tula espolvoreaba de azúcar los pimientos. Así se pasaron diez o doce días. La exactitud de don Oscar me abrumaba. Estuve por mandarlo al diablo más de veinte veces.

En mis ratos de ocio he leído libros de medicina, conozco el Jaccoud... pero semejante lectura me daba ganas de... vamos, sentía náuseas y se me figuraba oír la sangre circular, y creía que era así... una cosa como el depósito del Lozoya, con canales, compuertas en el corazón.... Bueno, bueno; por no disparate usted más. Hasta la tarde; si hay novedad, avisar.

»A veces me parece, cuando me duele la cabeza, o estoy resfriada, o no como algo porque me desagrada, que mi papacito tuviera mis dolencias y sintiera mis náuseas: si toso, me parece que a él también le duele el pecho; si siento frío, que él también lo siente. ¡Qué bueno es quererse así