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¿Y sabe usted si ha parío la mujer de Antón Telares, hermano de mi novio Pascual, con quien me voy á casar la semana que entra, si Dios me ayuda? No , hermana; no conozco á esa gente. Pero diga usted, ¿por qué ha ido Ciara á vivir con esas señoras? ¡Ah! dijo la alcarreña riendo con mucha gana: no me acordaba de que era usted su novio.

Fue necesario que bajase al escritorio de Escudero y que éste sacase de la caja la preciada joya regalo del novio. Enteradas por este paso algunas criadas de la ceremonia que iba a realizarse, no dejaron de acudir para ver si percibían algo espiando por las cerraduras y los quicios de las puertas.

La señorita de Elorza prometía secretamente en el santuario de su alma guardar la misma fidelidad al primer novio que la Providencia le deparase, e imitar su fortaleza en las adversidades.

Ciertamente, yo soy tan culpable y menos puro que , al decirme orgullosamente, como lo hago, que voy a ser el único en reunirme con mi hija. Virgen en la tierra, virgen en el Cielo, será de este modo exclusivamente mía y sabrá que yo la amaba mejor. Está mal hecho y no es justo prosiguió como hablando para ; el padre es ya un anciano y el novio es joven.

Gonzalvo tendió el brazo, y Lucía, pasivamente, iba a apoyarse en él; pero se abrió de nuevo la puerta, y el camarero, con actitud teatral, anunció: Monsieur de Miranda. Era, en efecto, el asendereado novio, cojeando de la pierna derecha, pudiendo apenas sentar el pie, porque los agudos dolores de la luxación, consecuencia ingrata del salto a la vía, se renovaban al apoyar la planta en el suelo.

Le recibieron como a un héroe, y todos parecían muy contentos, excepto Nastenka, que se iba a su cuarto de vez en cuando a llorar a sus anchas, y que, para ocultar las huellas del llanto, se ponía tantos polvos que se desprendían de su faz en tanta abundancia como la harina de una piedra de molino. Durante la cena todos felicitaban al novio y brindaban en honor suyo.

Apesar de la naturaleza concentrada y tímida del conde y de su escasa afición a las mujeres, Fernanda se dio maña para hacerle pronto su novio o al menos para hacerle pasar por tal a los ojos del público. El cual halló tal noviazgo perfectamente justificado. En Lancia no había otro marido para Fernanda ni otra mujer para el conde.

Cuando papá me enteró de las intenciones del primo, le dije que no quería sacarle el novio a mi hermana, y entonces papá... me besuqueó mucho en los carrillos, como cuando era pequeña, y... me parece que le estoy oyendo... me respondió así: «Rita es una tonta..., cállate». Pero por mucho que diga papá.... ¡al primo le seguía gustando más Rita!...

Bien, entonces os prometeréis y Dios os bendecirá». ¡Oh! , prometidos... Mira a mi novio, ¡qué hermoso es!... Flores, flores por todas partes... He ahí a mis compañeras con sus largos velos blancos... ¿no oyes el grave sonido del órgano... y la multitud que repite como yo: «¡Qué hermoso es el novio!» ¡Oh! llega el viejo sacerdote... su mano tiembla al unirnos; ya es mío, es mi esposo ¡es mi esposo... ¡Oh! madre mía, quédate, quédate... ¿Me dejas?

»¿Obrará el novio con la prudencia del padre? ¿La tasará ciertas cosas como yo, que le taso el viento que puede perjudicarla? ¿Encerrará a la delicada flor en una atmósfera tibia y embalsamada sin sobra de sol y sin vientos tempestuosos? »Ese joven fogoso y apasionado puede destruir en un mes con sus locos transportes mi compleja tarea de diez y siete años de cuidado constante.