United States or Uruguay ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero el novelista tiene que decirlo todo, y de manera que sus explicaciones, sin pecar de aburridas, sean lo bastante minuciosas para dar al lector la emoción exacta del ambiente ó lugar donde los personajes van á moverse.

Un gentleman aviejado y cada vez más flaco, que juega y pierde en los primeros días de todos los meses, dice con desesperación á los que le escuchan, cuando ve desaparecer sobre el tapete sus últimas fichas: Yo soy el lord Lewis que aparece en ese libro sobre Monte-Carlo, escrito por «Ibanez», el novelista español.

Antes de Cervantes existía también algo que podemos llamar novela histórica o relación de sucesos que, si la severa historia no acepta, no son fingidos por el novelista, sino fundados en cierta realidad, hermoseada y adornada por la fantasía del vulgo, cuyas invenciones después la tradición consagra y hasta cierto punto autoriza.

Los personajes no se ocultan a sus atisbos de observador, que sin abstraerse jamás, logra adueñarse a veces de todo un carácter, merced a un sólo rasgo distintivo. De ahí que el novelista llegue a objetivarlos con intenso calor de humanidad.

La maldición originaria del novelista cífrase en que necesariamente se ha de extender sobre sinnúmero de objetos. El pintor, por el contrario, escoge un solo objeto, o, si toma varios, los agrupa en reducido espacio, los concentra y sensibiliza. El pintor, a la inversa del novelista, no se deja dominar por la vastedad del objeto, sino que lo domina.

Todo eso puede subsistir perfectamente dentro de unos contornos precisos. Basta que el novelista sienta la necesidad de la claridad y la medida. El hombre es un ser limitado y, por lo mismo, todo lo que de él proceda ha de ser limitado también.

¡Qué horror! exclamó la poetisa tapándose la cara con las manos. ¡Se va á tiznar! ¡Si al menos tuviera donde lavarse antes de presentarse á ella!... No importa que se tizne continuó el novelista. Yo pintaría á la dama muy hermosa, , pero con una contracción en el rostro que denotara sus feroces instintos.

Los más amigos del novelista, todavía más conocedores que él de su propia fuerza, murmuraban siempre en sus oídos un más allá, y no le dejaban adormecerse con los halagos de la muchedumbre de los lectores, cuyo criterio estético se reduce a admirar lo que está más cerca de sus gustos y propensiones.

Cuando no venían otros chicos, Petra no se decidía a malgastar sus talentos de novelista, y se dedicaba con alma y vida a la tarea que se le había encomendado; el hijo del brigadier seguía con atención profunda, como un aprendiz que desea imponerse pronto en el arte, las manos de la bella.

De este matrimonio, nació Eliseo Böhl, a quien debemos las mejores y más bellas pinturas de las costumbres de Andalucía, novelista sin igual y de fama tan grande como merecida dentro y fuera de España. Luego que la nube de guacamayos, cananeos y demás tropa voluntaria descargó el nublado de sus adulaciones y cortesías, doña Flora, aprovechando un claro de la conversación, me dijo: ¡Muy bien, Sr.