United States or Iraq ? Vote for the TOP Country of the Week !


Tocaba ya por ganar la pitanza, medio dormido, como sus compañeros, sin fe, sin emulación, apenas conservando un poco de cariño melancólico y de respeto supersticioso a la buena música, a la antigua, despreciando las novedades que traían las compañías de algunos años a aquella parte.

Suele haber tumultos..., ¡la gente anda tan excitada!... ¡Qué susto me llevé la otra tarde en el barrio de San Lorenzo!..., y como a causa de la gota no puedo correr... Y como en la calle no se encuentran camas para esconderse debajo de ellas... Vamos, vamos, Marqués, y leeremos a los amigos estas estupendas novedades.

Tal cual era Josefina, muchas señoritas la imitaban, porque, según se decía, «sacaba las novedades»; y aunque tachándola de exagerada y rara, a veces, con el rabillo del ojo observaban las innovaciones de indumentaria que lucía, para reproducirlas al punto.

«Pues apechuguemos con las novedades» dijo Isabel a su marido, observando aquel furor de modas que le entraba a esta sociedad y el afán que todos los madrileños sentían de ser elegantes con seriedad.

Todos los devotos enviaban sus joyas para que las luciese en el paseo la Santísima Macarena. Las mujeres exhibían las manos limpias de adornos en esta noche de religioso dolor, contentas de que la madre de Dios ostentase unas joyas que eran su orgullo. El público las conocía, por verlas todos los años, y llevaba la cuenta, señalando las novedades.

Por eso, y porque ansiaba retirarse y descansar, traspasó su establecimiento a los Chicos que habían sido deudos y dependientes suyos durante veinte años. Ambos eran trabajadores y muy inteligentes. Alternaban en sus viajes al extranjero para buscar y traer las novedades, alma del tráfico de telas.

Al día siguiente, la historia de la cadina correría por París entero, justificando gloriosamente su fuga de Constantinopla, y rodeándole a él de la aureola de lo novelesco, de lo absurdo, de lo imposible; pedestal el más alto sobre que suele colocar sus ídolos de un día el público de papanatas ilustres, que anda a caza de novedades y cuentos.

Entonces se fijó en la mujer inmóvil, que parecía esperarle con su esbelta rigidez y sus ojos de vaga mirada, como empañados por lágrimas. Era un artístico maniquí que guardaba cierta semejanza con Enriqueta. La servía para poder contemplar mejor aquellas novedades que continuamente recibía de París.

Y Foja y los demás que se habían quedado, también ansiaban la vuelta de los ausentes, para contarles las novedades y comentarlas todos juntos. La animación de Vetusta renacía en cabildo, cofradías, casinos, calles y paseos cuando los del veraneo empezaban a aparecer.

Iba Fray Miguel enterándose vaga y confusamente de todas estas novedades. Como era poco comunicativo no decía a nadie la impresión que le hacían; pero la impresión era profunda, acrecentando su profundidad y su fuerza, la reconcentración y el sigilo con que en el centro de su alma lo escondía todo.