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El gas de los escaparates estaba ya encendido, pero Jacinta, que acostumbraba pararse a ver las novedades, no se detuvo en ninguna parte. Al llegar a la esquina de la plazuela de Pontejos y cuando iba a atravesar la calle para entrar en el portal de su casa, que estaba enfrente, oyó algo que la detuvo.

Las galeras aceleradas iban trayendo a Madrid cada día con más presteza las novedades parisienses, y se apuntaba la invasión lenta y tiránica de los medios colores, que pretenden ser signo de cultura. La sociedad española empezaba a presumir de seria; es decir, a vestirse lúgubremente, y el alegre imperio de los colorines se derrumbaba de un modo indudable.

Succedió en este tiempo la muerte del Rey Enrique de Francia, y aunque el Duque de Sessa estaba determinado dar los mil y quinientos hombres que V. M. le mandaba, y andaba procurando el pagamento della para expedirla, parescióle que de la muerte de Enrique podrían nascer algunas novedades, é que no era bien hasta tener otra orden de V. M. desguarnecer aquellas plazas y estado, y así el dicho Duque tomó esta resolución conmigo.

Juan José Castaño era tan hábil como su padre, y le superaba en inventiva y en asimilarse los descubrimientos y novedades del arte ortopédico.

Propios de los califas eran tambien, y dispuestos á la manera de las deliciosas villas de Italia, el palacio hajirí, el palacio del jardin, el palacio de las flores, el palacio de los amantes, el palacio del afortunado, el palacio de Rustak, el palacio del contento, el palacio de la diadema y el palacio de las novedades.

Pero vendrá, y aunque no hemos de ver esa realidad, digna de ser admirada, desde aquí nos consuela el penetrar con el pensamiento en un porvenir oscuro, y contemplar las hermosas novedades de la España de nuestros nietos. En tanto, no puedo tener entusiasmo como usted, porque no creo en el presente. Me parece que asisto a una mala comedia. Ni aplaudo ni silbo.

Como aquella señora había ocupado una regular posición, contaba con embeleso cosas del mundo y sus pompas, de los saraos a que asistía, de los muchos y buenos vestidos que usaba. Porque su marido era comerciante de novedades, hombre inferior a ella por el nacimiento; como que su papá era oficial primero de la Dirección de la Deuda.

Los caballeros van y vienen por la ancha acera y miran con mayor o menor descaro a las damas sentadas junto al mostrador. Con un ojo en las novedades de la estación y con otro en la calle, regatean los precios, y cazan lisonjas y señas al vuelo. Los mancebos son casi todos catalanes; pero pronuncian el castellano con suficiente corrección. Son amables, guapos casi todos.

Huyó sudoroso de este invernáculo, y otra vez le llevó el automóvil a la Avenida como si diese por agotadas las novedades de la ciudad. El chófer hablaba de los hermosos alrededores, se ofrecía para llevarle a Tijuca, ponderando la maravillosa frondosidad de sus bosques. En la terraza de un café se agitó una sombrilla con movimientos de saludo.

El nombramiento ha sido cosa de hoy, y no es extraño que no lo sepáis; lo saben muy pocos. ¡Cuando os exageraba que había novedades...! ¿Pero qué interés tiene el duque...? ¡Oh! la zancadilla que se le había preparado era feroz. Se le iba á acusar de traición, de estar vendido á la Liga. ¡Oh! Y uno de los que más han trabajado en esto, ha sido el duque de Uceda. ¡Su hijo!