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Sea diversa nuestra regla: creamos que donde hubo maestros para hombres tan insignes en letras y en virtudes como S. Eulogio y Paulo Alvaro, no pudieron faltar virtudes para proceder con conciencia pura, ni letras para obrar con pleno conocimiento de lo que permitia y vedaba la disciplina de la iglesia goda; tengamos por seguro que el clero de Córdoba fué siempre digno de la alta reputacion que supo granjearse en todas las épocas conocidas de nuestra historia sagrada, pues no haremos escesiva gracia al que en todos sus actos notorios procedió como santo, si en alguno de sus hechos ignorados le suponemos consecuente.

La señora dio orden de que se le guardasen todos los sombreros y vestidos y se le pusiese el más pobre y más viejo del guardarropa; que se le hiciesen delantales como a las demás criadas y se la emplease en los menesteres de la cocina que pudiese ejecutar. Los amores del conde y Fernanda eran cada día más notorios.

Lo cierto es que su gentileza ya mencionada, su discreción, despejo y buen trato, se hicieron notorios en Jerusalén, y que las damas le ponían en las nubes. Hasta un no qué de torvo, de melancólico y de trágicamente distraído, que había en su lindo semblante, le hacía más grato a las damas.

Eso es... No se sonrió Leto en aquella ocasión como en otras idénticas oyendo las especiales homilías de su padre, acaso porque estaba distraído en otras meditaciones, o quizá porque abundaba en las mismas ideas del predicador... Lo mejor fue para todos que, rebosándole al hijo de don Adrián los deseos de que estaba henchido, y siendo bien notorios también los de don Claudio, depusieron sus escrúpulos los Bermúdez, y volvió a restablecerse en Peleches la vida aventurera y divertida de las primeras semanas.

25 Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de ; porque lo tengo a la diestra, no seré removido. 26 Por lo cual mi corazón se alegró, y mi lengua se gozó; y aun mi carne descansará en esperanza; 27 que no dejarás mi alma en el infierno, ni darás a tu Santo que vea corrupción. 28 Me hiciste notorios los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia.

Este es el orígen de la innumerable bagualada que hay en las pampas; que si se destruyese, privaria á los indios del principal sustento, precisándoles á alejarse ó reducirse, y se quitaria á los españoles los embarazos que son notorios.

Pero en donde trabajó con el mayor esmero fue en los tres establecimientos debidos a su ilustración y caridad: fue el primero, la Casa para la enseñanza de las niñas, cuya obra hizo a sus espensas, aseguró la dotación y proveyó de maestras útiles para la instrucción de las educandas en toda labor de mano, y en las letras y catecismo: el segundo fue el de la Biblioteca pública dentro de la misma casa episcopal, enriquecida con abundantes libros para la instrucción de los amantes de la sabiduría, proveyéndola de un Bibliotecario dotado suficientemente con una pensión de trescientos ducados sobre la Mitra: fue el establecimiento tercero, el Seminario Conciliar, establecido en el Colegio de Jesuitas bajo el Real patronato y soberana protección del monarca D. Cárlos III, y sus sucesores, bajo la advocación de la Concepción de María Santísima y Santo Toribio de Mogrovejo, como todo se halla espreso en el decreto de erección, constituciones, dotación, gobierno y enseñanza, dado en su Palacio episcopal de Teruel a 10 de Setiembre de 1776: son bien notorios los felices frutos que goza la ciudad y obispado con este santo y útil establecimiento debido al celo constante y prudente de su Illmo.

Y ¿qué sabe el inexperto señor si en el presente caso se ha deshecho con calumnias lo que estaba bien hecho con virtudes? Si tan notorios han sido los pecados de la marquesa, ¿cómo no he dado yo con algún rastro de ellos en su casa? ¿Cómo la frecuentan personas tan distinguidas y juiciosas, y se juzgan muy honradas con el trato y la amistad de la abominable pecadora?

Además, eran tan notorios y tan irreemplazables el arte y la inspiración de Juana para dirigir una matanza, para hacer arrope, piñonate, empanadas y tortas, y para preparar festines, que las personas de gusto y de medios desecharon los recelosos escrúpulos, y, poniéndoles el correctivo de estar a la mira y ojo avizor para que Juana no ejerciese sus presuntas artes proxenéticas, siguieron llamándola a trabajar a sus casas; y los ingresos y rentas de Juana, que habían disminuido, volvieron a su estado normal, aunque no se aumentaron.

Pero señor de mi alma le dije: ¿Está usted pronto a negar bajo su firma que Webster haya pronunciado semejante frase? ¿Se atreverá usted a negar que, entre los notorios conocimientos de Webster, no estaba comprendido el idioma de los hijos del celeste imperio? ¿Quiere usted someter una traducción adecuada a nuestros lectores y negar bajo palabra de honor, que el gran Webster haya expresado jamás tales conceptos?