United States or Sierra Leone ? Vote for the TOP Country of the Week !


No lo creas: en el colegio, y aun después que salimos, en las casas de huéspedes, nos vemos precisados a hacer cosas peores. ¡Cuántos botones habré pegado yo en mi vida! ¡Y cuántas veces habré recosido los pantalones cuando se rozaban por debajo! ¿De veras? ¡Vaya! Marta se maravillaba sinceramente.

Apenas nos distraemos un poquito con sus gorjeos, cuando nos dice la voz de cualquier fiscal municipal o jefe de sección: «¡Hola! ¿Versitos, eh? ¡Vaya una gana que tiene V. de perder el tiempo!» Y no es eso lo peor. Debajo del árbol no se disfruta tampoco la paz y sosiego necesarios.

Fortunata iba a responder algo; pero la campanilla anunció que se aproximaba doña Lupe. Cuando esta penetró en la sala, ya sabía por Papitos quién estaba allí. ¿En dónde está esa loca? entró diciendo . ¡Pero qué oscuridad! No veo gota. Mauricia... Aquí estoy, mi señora doña Lupe. Ya nos podían traer una luz.

Las órbitas de los planetas superiores envuelven por completo la de la Tierra, de modo que nunca los vemos pasar por delante del Sol; pero en cambio, van periódicamente á colocarse en el sitio opuesto al Sol, y nos presentan un hemisferio completamente iluminado.

Este drama no pertenece a la escena, se encierra dentro del corazón; pero una lágrima, ya sea producida por la caída de un imperio o por el hundimiento de una cabaña, contiene siempre la misma cantidad de agua y de amargura... Cuando oímos hablar del alma de una persona, nos gusta conocer exteriormente la envoltura que la encierra.

Más tarde me lo dirás. Mira, viejo negro, que tengo en la selva compañeros libres, y si nos tocas a o a los míos, quemarán tu aldea. Mis guerreros me defenderán. ¡Oh, bandido! El Capitán, furibundo, se había levantado amenazando con los puños al jefe, cuando de pronto oyó dos disparos de fusil, seguidos de gran gritería. ¡Dos disparos! exclamó Hans . ¡Sin duda son Cornelio y Van-Horn!...

La víspera de la recitación encontróse con un amigo y le expresó así sus temores sobre su pequeño y poético secreto: «Quisiera que nadie lo supiese de antemano; pero temo decírselo a todo el mundo». En estas pocas e ingenuas palabras del abate Delille está encerrado el secreto de la propagación de los secretos. ¿Por qué nos cuesta tanto guardar un secreto?

Tristán, el de la cicatriz, debía haber hecho causa común con los sublevados. Los marineros y chinos no se preocuparon al principio de nosotros; pusieron las bombas y estuvieron bebiendo hasta hartarse. Pasado el primer momento de pánico, nos aprestamos a defendernos.

Este hombre se reunió con nosotros y fuimos juntos más lejos, donde estaba un señor con una niña. Volvimos a explicar lo que nos pasaba y el señor se levantó y habló con el hombre alto. Luego, los dos hombres, la niña, Recalde y yo nos acercamos al fondeadero de la punta del Faro; el señor desató la barca y él y el hombre alto entraron en ella.

Burton nos lo había presentado como el señor Salvi, el renombrado ingeniero, y se había sentado en la mesa enfrente de , conversando en excelente inglés con todos.