United States or Moldova ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pase porque el alma trasmigre de cuerpo en cuerpo y cambie de condición, de creencias y de carácter, según el cuerpo en que está y según el medio ambiente. Pero que el alma cambie de sexo lo tengo por abominable. Dante y Petrarca bramarían de cólera si topasen, en cualquiera vida ulterior, con Beatriz y con Laura, convertidas en caballeritos, aunque fueran sus nietos.

Callaría si el arte de la seda hubiese ganado algo con nuestra ruina; pero me sublevo al ver que lo de allá, que es lo que priva, ni es arte ni nada. Industrialismo vil: estafa y nada más. ¿Dónde están los tejidos de pura seda que un puñal no podía atravesar? ¿Dónde los terciopelos que pasaban de abuelos a nietos, como si acabasen de salir de la tienda?

Logomaquias, hombre dijo D. Manuel apartando de con desprecio la carta de su amigo el Canónigo, cacique y faraute de los Peces en buena parte de la Mancha . Esto es novela... ¡Nietos de la marquesa de Aransis!... Cierto es que aquella pobre Virginia... ¿Conoces a esa Isidora? . ¿Y ella sostiene...? Como el Evangelio. Logomaquias.

Considera que tu padre es ya muy anciano, que pronto acaso tendrá que rendir el inevitable tributo que a la naturaleza rendimos todos, y que te dejará dueño de un nombre respetadísimo en este país y de cuantiosos bienes de fortuna. ¡Cuánto se alegraría tu padre de ver, en vida, asegurada en más extenso porvenir su sucesión y en contemplar y acariciar a los legítimos y preciosos nietos que puedes y debes darle!

25 Cuando hubiereis engendrado hijos y nietos, y hubiereis envejecido en la tierra, y [os] corrompiereis, e hiciereis escultura [o] imagen de cualquier cosa, e hiciereis mal en ojos del SE

Sènto, por consejo del maestro, se tendió entre dos macizos de geranios a la sombra de la barraca. La pesada escopeta descansaba en la cerca de cañas apuntando fijamente a la boca del horno. No podía perderse el tiro. Serenidad y darle al gatillo a tiempo. ¡Adiós, muchacho! A él le gustaban mucho aquellas cosas; pero tenía nietos, y además estos asuntos los arregla mejor uno sólo.

Entonces ¿eres el que paga los platos rotos? me lanza a quema ropa el viejo pícaro. Yo me pregunto: «¿Tengo que negar?» ¡Bah! ¡Que el diablo lo lleve!... y convengo en la cosa. Pues no dice el otro secamente; nada de eso, hijo mío, no acepto. ¿Y por qué? A causa de los hijos, por supuesto... Tengo que pensar en los nietos que tu magnanimidad me otorgará sin duda.

Pues desde entonces, de mano en mano, fue aquella orden de caballería estendiéndose y dilatándose por muchas y diversas partes del mundo; y en ella fueron famosos y conocidos por sus fechos el valiente Amadís de Gaula, con todos sus hijos y nietos, hasta la quinta generación, y el valeroso Felixmarte de Hircania, y el nunca como se debe alabado Tirante el Blanco, y casi que en nuestros días vimos y comunicamos y oímos al invencible y valeroso caballero don Belianís de Grecia.

Algo siente entre los dedos que le estremece y le hace mirar su mano. La duquesa conoce la parsimonia de su acompañante, encargada de los pequeños desembolsos, y es ella la que da la propina. ¡Cien francos!... El viejo duda ante el billete, ve á los nietos, ve á su hija que trabaja del amanecer á media noche, pero luego lo rechaza. ¡Ah, no, señora duquesa!

Arruinaría a todos los empresarios de juego, eso ; pero el fin justifica los medios, según nos han enseñado los nietos de Loyola.