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»Con menos caudal que estas dos familias y con los trapitos arreglados en casa, forman en la misma clase, primeramente, las dos nietas del Indiano, aquel fachenda que usted conoció ya viejo.

Tu padre y tu madre te han dejado. ¿Por qué yo, la abuela, he de ser inmortal?... Los viejos dejan el sitio a los jóvenes, y los pajarillos vuelan del nido para ir a construir otro... Los pajarillos sin corazón, es posible dije dejando caer un lagrimón en la mano que la abuela me ofrecía pero las nietas agradecidas...

Quiso que luego se platicasen las condiciones con que habian de militar; y así los Embajadores pidieron conforme sus instrucciones el sueldo para la gente de guerra, y que á Roger se le diese el título de Megaduque, y por muger una de sus nietas, porque queria con tales prendas asegurarse más en su servicio.

¡Ah! por mis pecados, condesa de Lemos dijo Quevedo , que no sabía yo que tan valiente érais. Las mujeres son diablos, don Francisco repuso Juara. Y aun archidiablos; una perdió al mundo y sus nietas siguen perdiéndole; aconsejadas siguen por el diablo. ¡Audacia como ella! Pero cuenta, hijo, cuenta; así entretendremos el tiempo. ¿Cómo te me he venido yo á las manos? ¡Lance más donoso!

Ya no había un vestigio de aquella época, la anciana sobrevivía en un presente ruidoso, cuyos ecos sin interés para ella solían llegarle, sin embargo, por la conversación voluble de sus nietas modernas. Cuando la abuela se hubo recogido, y ellas bajaron nuevamente, aquellas historias continuaban flotando como un romántico hálito antiguo sobre las cabezas de Adriana y las Aliaga.

Y todo esto tendremos que hacer los varones en España, si queremos librarnos de la peste de que nuestras hijas ó nuestras nietas den en la gracia de rehabilitarse y perfeccionarse por mismas, al tenor de los pavorosos procedimientos empleados ya hoy en varios países por algunos sabihondos marimachos, vulgo marisabidillas, justamente indignadas de que siga siendo cierto aquel dicho de un filósofo: «Las mujeres nos deben la mayor parte de sus defectos: nosotros les debemos la mayor parte de nuestras cualidades

Ya no salía de la habitación, a causa de la parálisis, y por lo común se absorbía completamente en la reminiscencia de las cosas pasadas; para ella se reducía a sus nietas todo el pálido presente.

Arrojando el cadáver por una ventana sobre los asaltantes, descalabraban a otro y perseguían a pedradas al tercero, como esforzadas nietas de los honderos mallorquines. ¡Ah, las valentas dònas, las esforzadas hembras de Can Tamany!

Deshacían los cadejos de sus greñas abandonadas, animábanse el rostro con blanco solimán y roja cochinilla, «saliendo de bajo de cubierta según un viajero de entonces tan bien tocadas, rizadas, engrifadas y repulgadas, que parecían nietas de las que eran en alta mar». La gloria, la riqueza y hasta el gobierno de pueblos estaban al alcance de todos al otro lado de los mares.

A pesar de su alta razón, no podía menos de sentir un poco de esa curiosidad sembrada por la serpiente en el alma de Eva y que la más perfecta de sus nietas no consigue ahogar completamente. En esta disposición de ánimo completamente favorable colocó su manita enguantada en el brazo del joven agregado, mientras Neris ofrecía el suyo a la señora de Raynal.