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Es raro que introduzca algún imprevisto desorden en la naturaleza, como puede ocurrir, por ejemplo, cuando un ventisquero lateral, empujando un largo muro de escombros ó adelantándose á través de un riachuelo salido del ventisquero primitivo, acumula las aguas y forma así un lago incesantemente crecido.

Será para un placer dijo a la vizcondesa , dar consejos a la señorita de Sardonne, aunque ella haya abandonado un poco el estudio de la acuarela... ¿La señorita de Sardonne copiaba ya la naturaleza o únicamente la muestra? La señora de Aymaret, siempre ruborizada, no pudo asegurarle nada sobre aquel particular. ¿Y qué hora preferiría la señorita de Sardonne para sus lecciones?

Paséate por el campo, y la pródiga naturaleza te dará mil variedades de rosas y mirtos silvestres, enredaderas, amapolas, lirios, madreselvas, violetas y jazmines. ¿Deseas frutos?

¡Qué calma admirable la que sucede a ese instante solemne! La naturaleza parece recogerse para entrar en la región serena del sueño.

Tal así, en las evoluciones de la vida, esas encantadoras exterioridades de la Naturaleza, que parecen representar, exclusivamente, la dádiva de una caprichosa superfluidad la música, el pintado plumaje de las aves; y como reclamo para el insecto propagador del polen fecundo, el matiz de las flores, su perfume han desempeñado, entre los elementos de la concurrencia vital, una función realísima; puesto que significando una superioridad de motivos, una razón de preferencia para las atracciones del amor, han hecho prevalecer, dentro de cada especie, a los seres mejor dotados de hermosura sobre los menos ventajosamente dotados.

¿Por qué no, si la voz que me advertía era dulce y el corazón tierno? Pues yo pido que me dejen morir con la ilusión de la vida. Y yo exclamé pido que deje usted a un lado esos crespones fúnebres y esos trágicos deseos para gozar en paz de su juventud y de la fiesta de esta hermosa noche que nos ofrece la benévola Naturaleza...

Guzmán, según fama, era incapaz de sentirle por ninguna mujer. Era así su naturaleza. En cuanto a ella, Verónica, ¿en qué había de fundarle?

Así como el amor de Dios no excluye el amor de la patria, el amor de la humanidad, el amor de la ciencia, el amor de la hermosura en la naturaleza y en el arte, tampoco debe excluir este amor, si es espiritual e inmaculado. Yo haré de ella, me digo, un símbolo, una alegoría, una imagen de todo lo bueno y hermoso.

Si posee en realidad el sentimiento de la belleza, hará á la naturaleza más hermosa: pero si la gran masa de la humanidad tuviera que seguir como es hoy, grosera, egoísta y falsa, continuará grabando tristes huellas en la tierra. Entonces será una verdad el grito del poeta: «¿A dónde huiré? ¡La naturaleza se afea

La Naturaleza, ó dígase cuanto hay de sensible y de inteligible, cuanto se ve, se columbra ó se imagina, cuanto cabe en el pensamiento humano, y este mismo pensamiento, todo atrae nuestra atención, nos solicita para que lo contemplemos, lo fijemos con orden y método en nuestra memoria, y hasta procuremos averiguar sus causas y el término, fin y propósito hacia donde se dirige y encamina.