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Puede perder todas sus conquistas; los continentes y las islas, por donde en los días de su mayor auge y expansión logró dilatarse, pueden dejar de ser suyos; puede hundirse el Estado que le da unidad política; y hasta puede ser invadido y dominado por el extranjero el suelo natal, la cuna misma de ese pueblo; mas no por eso el pueblo muere.

Destruida a medias esta original concepción de mi procedencia natal, me volvió a pedir que le recitase algunos versos, y yo, con la buena voluntad que en este particular nos caracteriza a los poetas, lo mismo líricos que dramáticos, le dije un número considerable de sonetos, después otro aún mayor de quintillas, luego algunos romancitos.

Les serviré de cajero; es necesario que Magdalena sea la más deslumbradora entre todas, ya que es la más hermosa, sin que su fortuna disminuya por tal causa. »Nos procuraremos en Nápoles, en Villa Reale, un palacio cuya fachada al Mediodía. Allí mi hija florecerá como una planta lozana restituida al suelo natal.

Y bruscamente una noche, después de ser Isolda, por última vez ante el público de Florencia, dio la orden de partida a Beppa, la fiel y silenciosa compañera de su vida errante. A la tierra natal y ¡ojalá encontrara allí algo que la retuviera, no dejándola volver a un mundo tan agitado!

¡Qué de aplausos! ¡Qué de lágrimas de emoción!... El poeta describió el martirio de la ciudad; los sufrimientos de sus hijos, arreados como esclavos; la agonía de los que murieron de miseria lejos de la amada tierra natal. Luego creyó llegado el momento de hablar un poco de su persona. No me tributéis honores dijo modestamente . He cumplido mi deber, lo mismo que mis compañeros de desgracia.

Ma. de Staël en Coppet, suspirando por el sucio arroyo de la rue du Bac o Frou-frou en Venecia, soñando con el bulevar, no son más desgraciados que el bogotano que la suerte aleja de su ciudad natal y sobre todo... del Altozano. La sociedad. Cordialidad. La primer comida. La juventud. Su corte intelectual. El "cachaco" bogotano. Las casas por fuera y por dentro. La vida social.

Privados de su baluarte, quizá los habitantes de la aldea amenazada persistan en no moverse de allí por amor á su hogar natal; pero tarde ó temprano, el peligro se hace inminente, y hay que emigrar á toda prisa, llevándose los objetos preciosos y dejando la casa á merced de las nieves amenazadoras.

El comercio de libros se hace con poca maña o con poca fortuna, y los autores, aunque sean buenos, tienen que resignarse y que contentarse a menudo con que los lean y los aplaudan en la ciudad natal, en determinada comarca, en lo que llamamos patria chica.

Allí, en Lillebonne, su pueblo natal, le esperaba, con el amor de la santa Emma Gavien, la única dicha que el destino le reservaba como queriendo poner, á su triste vida un ocaso de mayo. Para el pobre poeta, feo y seco, en quien las mujeres jamás detuvieron una mirada, aquel amor fué, al mismo tiempo que una gran alegría, una regeneración.

Antero era un joven de carácter franco y fisonomía simpática, locuaz, ilustrado, arrogante. Se había recibido de licenciado en Derecho hacía pocos años. No diremos que se creyese un genio, pero estaba seguro de que podía competir con los jóvenes más distinguidos de la provincia. En cuanto á su valle natal, ningún otro osaba hablar de política y literatura delante de él.