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No es así, sin embargo, sino que, al contrario, reina en todas ellas tanta sencillez y naturalidad, que parece, al examinarlas, que su plan ha nacido por mismo en virtud de una ley orgánica interna.

Sea como sea, a pesar de los veinte millones de años que hace que apareció la monera, no se ha de negar que estamos aún en el período primaveral de este año máximo de que hemos hablado. ¿Qué progresos, qué maravillas, qué nuevas creaciones no deben esperarse aún? Apenas si la humanidad ha nacido.

7 Carísimos, amémonos unos a otros; porque la caridad es de Dios. Cualquiera que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 8 El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es caridad. 9 En esto se mostró la caridad de Dios en nosotros, en que Dios envió su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.

12 Y de edad de ocho días será circuncidado en vosotros todo macho por vuestras generaciones: el nacido en casa, y el comprado a dinero de cualquier extranjero, que no fuere de tu simiente. 13 Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne para alianza perpetua.

«La ciencia humana, dice, ha nacido de un defecto del espíritu humano, que en su extrema limitacion está fuera de todas las cosas, no contiene nada de lo que quiere conocer, y por consiguiente no puede hacer la verdad á la cual aspira.

Temblaba por esa frágil existencia: ¿acaso no había nacido de su seno?

El joven se confió a ella enteramente, depositando en sus hermosas manos el manuscrito, cual si fuese un niño recién nacido, y ella lo recogió como madre cariñosa y lo tomó bajo su amparo, prometiendo velar por su preciosa existencia y presentarlo en el mundo. El joven manifestó que esa resolución era digna de un noble corazón cuya fama había llegado ya a sus oídos.

No se debe haber hecho daño, porque no tenía más remedio que marcharse a pie. ¿Daño? dijo Godfrey amargamente. Jamás se hará daño; ha nacido para hacerlo a los demás. ¿Y vos lo habíais autorizado realmente para vender el caballo? preguntó Bryce.

A decir verdad, estaba yo enamorado como un loco. No era mi amor aquel amor de niño, tímido, vago, ensoñador, que me inspiró Matilde; cariño melancólico, nacido en un juego, alimentado por las predilecciones de una chiquilla graciosa y admirada, y breve y fugitivo en sus anhelos; dulce amor que dulcificó la vida del pobre estudiante; pálido fulgor de la aurora juvenil que inundó de reflejos primaverales los claustros solitarios de un colegio sombrío; amor que no conseguí arrancar de mi alma en muchos años; que aun suele estremecer mi corazón, porque ni atrevidos devaneos, lograron aniquilarle en .

A grandes rasgos ya hemos visto lo que es materialmente hablando la provincia; digamos algo en general de la moral de sus habitantes. El tayabense tiene orgullo en decir ha nacido en aquella provincia, y lo tiene más por la circunscripción que rodea la pila bautismal que le dió nombre.