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Las restantes obras de Enciso, que conocemos, como El gran duque de Florencia, Juan Latino, etc., aunque se distingan por muchas bellezas análogas á las mencionadas, no pueden, sin embargo, á nuestro juicio, compararse con las dos anteriores.

El otro que les propone entrar con los actores por la otra puerta, es el joven médico U, que ha hecho muchas buenas curas; de él dicen tambien que promete... no está tan jorobado como Pelaez pero es más listo y más pillo todavía. Yo creo que á la misma Muerte le cuenta bolas y la marea. ¿Y ese señor moreno con bigotes como cerdas?

Recuerdo que en una de las muchas salidas un genovés levantó el brazo y lo agitó como amenazándonos. Diez de nuestros muchachos le soltaron en el acto otras tantas flechas, y cuando descubrimos después su cadáver se vió que tenía ocho de ellas clavadas en el antebrazo.

Sus compañeros veían un Gabriel más locuaz y dispuesto a comunicarles las «cosas nuevas» que trastornaban el orden tradicional de sus pensamientos y muchas noches turbaban su sueño.

Todas estas y otras muchas llevaban un estribillo, que se repetía cientos y cientos de veces, y el cual era por este estilo: «Devotos, venid; devotos, llegar, que la Virgen María nos llama; su santo rosario venid á rezar

Como es una mujer muy lista, en seguida comprendió el prodigio y salió de la estancia dando gritos de admiración. Pocos momentos después, llegaron los hermanos de Matilde y muchas otras personas.

Se han dividido en ciertas clases las pasiones del corazon humano, pero sea que no se hayan comprendido todas en la clasificacion filosófica, sea que cada una de ellas entraña en su seno otras muchas que deben ser consideradas como sus hijas, ó como transformaciones de una misma, lo cierto es que quien observe con atencion la variedad y graduacion de nuestros sentimientos creerá estar asistiendo á las mudables ilusiones de una vision fantasmagórica.

A lo que respondió Sancho: -Mira, Ricote, eso no debió estar en su mano, porque las llevó Juan Tiopieyo, el hermano de tu mujer; y, como debe de ser fino moro, fuese a lo más bien parado, y séte decir otra cosa: que creo que vas en balde a buscar lo que dejaste encerrado; porque tuvimos nuevas que habían quitado a tu cuñado y tu mujer muchas perlas y mucho dinero en oro que llevaban por registrar.

Dos poetas, mencionados también por Cervantes, llaman particularmente nuestra atención, así por su fama como por las muchas obras suyas que se conservan. Las juzgaremos, pues, con mayor extensión.

Y como no decir muchas y gravísimas cosas en pocas palabras, suplico á V. E. disimule lo dilatado de esta carta. El Exmo. Sr.