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Fue, en no qué tiempo, de la Milicia Nacional, hizo barricadas, hablaba mucho, y para él todos los que gobernaban eran ladrones. Cuando yo era niña jugaba con el morrión de mi abuelo... ¡Qué cosas!... Oiga usted... El que llamo mi padre fue más listo que el que llamo mi abuelo. ¡Oh!, , era caballero y tenía talento. En el partido le temían.

La primera figura que se ofreció á los ojos de Don Quijote, fué la de la misma muerte con rostro humano; junto á ella venía un ángel con unas grandes y pintadas alas; al un lado estaba un emperador con una corona, al parecer de oro, en la cabeza; á los pies de la muerte estaba el dios que llaman Cupido, sin venda en los ojos, pero con su arco, carcaj y saetas; venía también un caballero armado de punta en blanco, excepto que no traía morrión ni celada, sino un sombrero de plumas de diversos colores: con éstas venían otras personas de diferentes trajes y rostros.

Dorrego conocía el espíritu de los veteranos de la Independencia, que se veían cubiertos de heridas, encaneciendo bajo el peso del morrión, y, sin embargo, apenas eran coroneles, mayores, capitanes, gracias si dos o tres habían ceñido la banda de general, mientras que en el seno de la República, y sin traspasar jamás las fronteras, había decenas de caudillos que en cuatro años habían elevádose de gauchos malos a comandantes, de comandantes a generales, de generales a conquistadores de pueblos y, al fin, a soberanos absolutos de ellos. ¿Para qué buscar motivo al odio implacable que bullía bajo las corazas de los veteranos? ¿Qué les aguardaba después de que el nuevo orden de cosas les había estorbado hacer, como ellos pretendían, ondear sus penachos por las calles de la capital del Imperio?

Pensaba tan sólo que con un coleto de ante, un morrión y un acero toledano, escogiendo a su guisa las comarcas, hubiera hecho mucho más en bien de la Santa Fe Católica que dejando correr sus días atado con cordeles de calumnia y de estulticia a una poltrona canonjil.

Ella está figurando a Venus, con la ligereza de ropas que tal figuración requiere, pero en su soberbia cabeza lleva el morrión penachudo, y a sus pies tiene por tierra la truculenta espada de Marte.

Así pasaban la noche, devorando dulces, arrojándolos contra las paredes, sorbiéndose por docenas las tazas de chocolate, hasta que al amanecer se iban a dormir, ahítos de azúcar y soconusco. Todos los gitanos bailaban con la desposada, calándose su floreado morrión.

No hay tal; yo decía que la música no tiene poder evocador sino cuando está vinculada a sensaciones de otro orden; por ejemplo: yo he oído «Bohéme» una noche en que me declaraba a mi novia; ¡es hipotético, eh!, y en momentos en que ella me aceptaba vi a un bombero, en el paraíso, que se sacaba el morrión y se pasaba el pañuelo por la cabeza; pues desde entonces cada vez que oigo aquella ópera o que veo a un bombero secarse el sudor surge en mi memoria, el cuadro completo de aquella noche, sin que por esto pueda decir que hay un gran poder evocador en los bomberos que sudan...

Sostenía, no obstante, doña Lupe que el retrato de Jáuregui era una obra maestra, y a cuantos lo contemplaban les hacía notar dos cosas sobresalientes en aquella pintura, a saber: que donde quiera que se pusiese el espectador los ojos del retrato miraban al que le miraba, y que la cadena del reloj, la gola, los botones, la carrillera y placa del morrión, en una palabra, toda la parte metálica estaba pintada de la manera más extraordinaria y magistral.

Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín y confirmándose a mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse; porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma.

El tal morrión inconmensurable se estaba viendo, , sobre la cabeza de aquel buen señor por la fuerza de la analogía, aunque estaba descubierto y vestido de paisano. Pero si por un hilo se saca un ovillo, suele también sacarse por una cara un morrión, y así se podía decir a boca llena que nuestro individuo era militar y por más señas ayacucho.