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¡Cómo comprendo hoy el afecto tenaz y duro de los montañeses por su patria! Hay allí, indudablemente, una comunidad más íntima y constante entre el hombre y la naturaleza, que en nuestras pampas dilatadas, solemnes y monótonas, llenas de vigor al alba, deslumbrantes al mediodía, tristes al caer la tarde, jamás íntimas y comunicativas.

Los barcos de carga, carracas á vapor que sólo hacían unas millas por hora, sin llegar á la decena, obligaban al resto del convoy á una desesperante lentitud. El Mare nostrum tenía que marchar á media máquina, haciendo sufrir grandes impaciencias á su capitán en estas peregrinaciones monótonas y peligrosas á través de semanas y semanas.

¡Qué largas y qué tristes iban a ser las veladas de invierno pasadas junto al hogar en que él atizaba el fuego, manteniendo con su donaire la conversación! ¡Qué monótonas habían de parecerle las noches de verano! ¡Qué callado el silencio cuando no se oyera resonar junto al fresco brocal del pozo, ni bajo el emparrado de la puerta, el rasguear de aquella guitarra que parecía tener alma y quejarse cuando él la tocaba!

Desde el primer «ensayo de mesa», hasta que la obra, mal aprendida aún, «baja á la concha», ¡cuántas horas monótonas, cuántas repeticiones, cuántos tanteos baldíos, cuántas energías apagadas en el martirio, sin gritos ni gestos, de la paciencia!... Al principio, el autor experimenta un placer inefable «en oírse». «Todo eso, tan bonito y «que suena» tan bien piensa, lo he escrito yo...»

Las horas, pasan y las detonaciones resuenan monótonas en la linde del bosque. Como a mediodía le llega el turno a Juan. Tira... y marra el blanco, a pesar de las flores que Gertrudis le ha puesto en la carabina... «Flores que dan la suerte», había dicho ella; y Martín, que estaba presente, se había sonreído como se sonríe uno ante una tontería.

Las palas se arrastraban dentro del horno, dejando sobre las ardientes piedras los pedazos de pasta, o sacando los panes cocidos, de rubia corteza, que esparcían un humillo fragante de vida; y mientras tanto, los cinco panaderos, inclinados sobre las largas mesas, aporreaban la masa, la estrujaban como si fuese un lío de ropa mojada y retorcida y la cortaban en piezas; todo sin levantar la cabeza, hablando con voz entrecortada por la fatiga y entonando canciones lentas y monótonas, que muchas veces quedaban sin terminar.

Una noche, después de oír un sermón soporífero, entró en su tocador casi avergonzada de haber estado dos horas en la iglesia como una piedra; oyendo, sin piedad y sin indignación, sin lástima siquiera, necedades monótonas, tristes; viendo ceremonias que nada le decían al alma.... Oh, no, no se dijo, mientras se desnudaba yo no puedo seguir así...

Más allá del andén, extrañamente silencioso ya, resplandecía el cielo claro, de acerado azul; se extendían monótonas las interminables campiñas; los rieles señalaban como arrugas en la árida faz de la tierra. Un gran silencio pesaba sobre la estación. Quedáronse inmóviles los acompañantes, como sobrecogidos por el aturdimiento de la ausencia.

Los famosos pintores de frescos, así antiguos como modernos, dándose cuenta de esto, pintaron por largos planos, con tintas monótonas, esquivando la sensación obvia de volumen y profundidad; fueron deliberadamente superficiales. Yo interrumpo a la sombra locuaz, de voz de eunuco: En la iglesia vecina ha sonado el Ángelus meridiano. En una hora interrumpiré mi trabajo.

Hemos salido de la capital. Relativamente á las aldeas, pocas cosas de bulto hay que decir, y para entrar en detalles y poner de relieve los accidentes novelescos de existencias tan rutinarias y monótonas, habría que emplear el microscopio y que escribir un libro entero de fatigoso análisis. Contentémonos, pues, con algunos ligeros rasgos exteriores.