United States or United States Virgin Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Cuatro muchachas con hueca falda, mantilla de seda caída sobre sus ojos y aire pudoroso y monjil, agarraron las patas de la mesilla, levantando todo el blanco catafalco. Como el disparo que saluda á la bandera que se iza, sonó un gemido extraño, prolongado, horripilante, algo que hizo correr frío por muchas espaldas.

La mujer de las clases populares no tiene tampoco traje característico; pero su toilette de gala, aunque poco singular, es bastante graciosa: zapato bajo, negro ó color claro; media blanca: vestido entero de percal, casi rayando con el suelo, adornado con uno ó más volantes de la misma tela; pequeño delantal negro; un pañolillo de vivos colores, cruzado sobre el pecho, dejando adivinar todas las primorosas líneas del talle; y, finalmente, otro pañuelo de seda, llamado de la India, también muy vistoso, doblado diagonalmente, prendido sobre la cabeza con un alfiler y atado debajo de la barba..... Este tocado, merced á ciertos picarescos fruncidos y dobleces, llega á dar al óvalo del rostro un carácter confuso, entre monjil y judaico, de irresistible coquetería....., cuando la interesada es interesante.

No me veía nadie que no decía: «¡Maldito seas, bellaco monjil!», y otras cosas peores. Todo esto me tenía revolviendo pareceres y casi determinado a dejar la monja, aunque perdiese mi sustento. Y determinéme el día de San Juan Evangelista, porque acabé de conocer lo que son las monjas.

Su lozanía de otros tiempos, y el mismo brillo de sus pupilas, mantenido entonces a favor de melindroso pestañeo, todo huyó prematuramente de su rostro, macerado por los pesares; y el negro monjil ahuyentó para siempre los tafetanes de colores y las graciosas basquiñas de la adolescencia.

Capítulo XXXVIII. Donde se cuenta la que dio de su mala andanza la dueña Dolorida Detrás de los tristes músicos comenzaron a entrar por el jardín adelante hasta cantidad de doce dueñas, repartidas en dos hileras, todas vestidas de unos monjiles anchos, al parecer, de anascote batanado, con unas tocas blancas de delgado canequí, tan luengas que sólo el ribete del monjil descubrían.

Primero la veía borrosa, desvanecida, confundiéndose con los objetos lejanos, con los próximos. Avanzaba como una claridad... temblando... así... Luego no temblaba, tía... era una forma quieta, quieta, una imagen triste; era mi madre: no podía yo dudarlo. Al principio la veía vestida de gran señora, elegantísima. Llegó un día en que la vi con el traje monjil.

Algunas, vestidas de negro con una austeridad monjil, acometían desde las primeras frases el elogio o el lamento de sus difuntos maridos. Verificábase una aproximación general, como si todos en el buque despertasen de pronto, reconociéndose antiguos parientes.

Y es que, sin duda, el alma abrasada en amor divino se manifiesta siempre de un modo misterioso y con síntomas que el observador superficial no puede apreciar. Su vestido era recatado y monjil, no siendo posible certificar que bajo sus tocas hubiera algo parecido á una cabellera, aunque nos atrevemos á asegurar que la tenía, y muy hermosa.

Abrióse una portezuela del mostrador y entró en la tienda la esposa de don Antonio, una mujer voluminosa, con la obesidad blanducha y el cutis lustroso que produce una vida de encierro e inercia y que le ciaban cierto aire monjil. La bondad extremada hasta la estupidez retratábase en su eterna sonrisa y en la mirada de sus ojos claruchos.

Observó Maxi en los días sucesivos que cada hilada de ladrillos iba tapando discretamente aquella interesante parte de la interioridad monjil, como la ropa que se extiende para velar las carnes descubiertas.