United States or Heard Island and McDonald Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Cuatro años han pasado muy callandito sobre la vida de Carmen. Sólo ella sabe que aquel montón de horas está todo mojado de lágrimas, que no ha reído en su vida ninguna de aquellas cuatro primaveras con el alborozo de las ilusiones, ni ha cantado en su pecho ninguno de aquellos estíos la enardecida estrofa de la juventud.

Y como esto llovía sobre mojado, porque hacía ya bastantes días que la encontraba despegada, distraída, la picadura era más viva. Castro no estaba enamorado de la esposa de Osorio. Era incapaz de enamorarse. Pero tenía una idea extraordinaria de sus dotes de conquistador y, como consecuencia, un amor propio exagerado.

Parece mentira que la señora mantenga en su casa este bicho asqueroso. Si fueses cosa mía, te desollaba viva. Pero aunque no era cosa suya, procedía como si lo fuese: la desollaba a azotes. Una vez su furor fue tan grande que, cogiéndola por las orejas, le higo lamer el suelo mojado. La hora más terrible para la criatura era la de las lecciones.

Una buena mujer me aplicaba a las narices un paño mojado con vinagre. Su marido, lanceta en mano, estaba a punto de sangrarme. Impedí que lo hiciese, y les rogué que me procurasen un carruaje. Aquella buena gente me sirvió de la manera más solícita, y se negó de todo punto a recibir la gratificación que yo les ofrecía.

Volviéron al cabo al sitio donde etaban primero, habiendo visto la balsa, casi imperceptible para ellos, que llaman el Mediterráneo, y el otro estanque chico que con nombre de grande Océano rodea nuestra madriguera; al enano le daba el agua á media pierna, y apénas si se habia mojado el otro los talones.

Bien sabía yo dijo por su parte y sólo por decir algo, que el remedio era infalible; sobre todo, aplicado a tiempo... Y aunque yo me privara del gusto de verla ahí tan repuesta, ¿no estaría usted mejor descansando sobre el almohadón que no se ha mojado?

Una tarde, la pobre mujer de Batiste apeló á gritos á Dios y á los santos viendo el estado en que llegaban sus pequeños. Aquel día la batalla había sido dura. ¡Ah, los bandidos! Los dos mayores estaban magullados; era lo de siempre: no había que hacer caso. Pero el pequeñín, el Obispo, como cariñosamente le llamaba su madre, estaba mojado de pies á cabeza, y lloraba temblando de miedo y de frío.

¿Qué desgracia? no señor, que los señoritos y las señoritas ya estaban en casa muy tranquilos cuando ustedes estarían llegando a mitad del monte... apenas se han mojado.... Yo salí, por orden de la señora Marquesa, en su busca apenas comenzó a llover.... Fui con el carro y el toldo encerado a la calleja de Arreo donde sabía yo que el señorito Paco había de parecer, porque aquel es el camino más corto y la casa de Chinto está allí, a los cuatro pasos.... En casa de Chinto estaban todas las señoritas, que no se habían mojado apenas... porque en el monte cuando empieza el chaparrón se está como a techo.... De modo que todos están en casa muertos de risa, menos la señora doña Anita que teme por usted y... por este señor cura....

El duque, repantigado en el único sillón que había en el despacho de Llera, mientras éste se mantenía frente a él de pie dando vueltas en la mano a unas grandes tijeras de cortar papel, paseó tres o cuatro veces de un ángulo a otro de la boca el negro y mojado cigarro, sin contestar a las últimas palabras de su secretario. Al fin gruñó más que dijo: ¡Hum! El ministro está cada día más terco.

Y en torno del santo, los brazos de los atletas siempre en movimiento, subiendo y bajando chiquillos que babeaban el mojado bronce del padre San Bernardo. En balcones y ventanas aglomerábanse las mujeres con la cabeza resguardada por las faldas. El paso del santo provocaba profundos suspiros, dolorosas exclamaciones de súplica. Era un coro de desesperación y de esperanza.