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Yo temo que este gobierno, del cual esperábamos tanto, no produzca más que tempestades, hasta dentro de las mismas familias; es muy frecuente que el espíritu de los hombres, antes que el espíritu de Dios, sea el que sople en estos desgraciados tiempos.

Hemos hallado en su persona los mismos síntomas de abatimiento y he dicho y he escuchado casi las mismas palabras que en la anterior entrevista; así, que casi no puedo decir a usted nada nuevo que se refiera a su estado, pues de sobra lo conoce. »Ni tampoco tengo nuevas noticias que darle en todo lo que a afecta.

Es indudable que en este pasaje habla Fenelon de la evidencia, pues que á mas de que emplea este mismo nombre, se refiere á las ideas inmutables; por sentido comun entiende las mismas ideas generales por las cuales juzgamos de todo, ó en otros términos, las ideas de donde nace la evidencia. CAPÍTULO PRIMERO. Importancia y utilidad de las cuestiones sobre la certeza. Cimiento de la filosofía.

También me ha recreado mucho la historia, que es un cuento verdadero de todo lo que los hombres han hecho antes de ahora; resultando, hija mía, que siempre han hecho las mismas maldades y las mismas tonterías, aunque no han cesado de mejorarse, acercándose todo lo posible, mas sin llegar nunca, a las perfecciones que sólo posee Dios.

Balatacán, Tangog y Liagán en Panguil; y penetrando por la costa N. hacia la laguna, estableció la Comandancia militar de Momungan en el trayecto que media desde Iligan á Lanao. Por último, este General dispuso la arriesgadísima operación de destruír la ranchería de Marahuy, en las mismas orillas de la laguna, operación que se realizó en todas sus partes con el más brillante éxito.

Dejó transcurrir un largo rato. Luego le agitó el deseo de verla otra vez, aunque fuese de lejos, y entró en la iglesia cautelosamente, queriendo evitar un encuentro prematuro. Fué avanzando entre una doble fila de bancos desocupados. Allá en el fondo estaban las mismas mujeres del otro día, siempre arrodilladas, como si su dolor no conociese el tiempo.

Todos los operarios temblaban más o menos y ofrecían las mismas señales de decrepitud. El director les propuso ir a ver el hospital. Algunos mostraron repugnancia; pero Lola Madariaga, que no perdía ocasión de exhibir sus sentimientos benéficos, rompió la marcha y la siguieron la mayor parte de las señoras y algunos caballeros. Otros se quedaron.

Un hombre débil y grande, escribiendo con mano casi loca el evangelio de un sabio, decía de las pasiones mismas que hicieron su miseria, su oprobio y su genio: «Todas son buenas cuando uno las domina, todas son malas cuando uno se deja dominar por ellas.

Los turcos asaltaron de noche nuestras galeras: no pudieron llegar á ellas por el reparo que tenían en torno de árboles y antenas; y así se retiraron luego sin la jornada, porque les tiraban del fuerte y de las mismas galeras. Los turcos estaban muy confiados que las espías que traían en nuestro campo harían lo que les habían prometido. Fué de esta manera.

Ambos elementos aparecen confundidos y mezclados en sus escritos; en estrecho enlace se observa, no sólo en su forma externa, puesto que, para expresar uno y otro, emplean las mismas clases de verso, sino en su parte más íntima.