United States or Ghana ? Vote for the TOP Country of the Week !


No miremos, Lucía; nuestros ojos son demasiado modernos dijo Charito irónica, advirtiendo el encanto con que Adriana había oído al rival de su amigo Muñoz. Pero Adriana no pensaba. Se sentía feliz, indeciblemente feliz, y experimentaba como nunca, desde que conociera a Julio, la sensación de ser "otra". No tenía deseo de intervenir en la conversación y besaba, de vez en cuando, la mano de Charito.

Pero á la verdad, en el asunto de este odioso símbolo, tiene razón. Debo sufrir este tormento todavía algún tiempo, unos cuantos días más, hasta que hayamos dejado esta región y la miremos como un país con que hemos soñado. La selva no puede ocultarla. El océano recibirá la letra de mis manos, y la tragará para siempre!

Y haciendo aquí un punto final, miremos otra fisonomía de Paris que sea mas consoladora y alegre; visitemos esos sitios que la revolucion gloriosa del 93 ha hecho célebres é inmortales.

Seamos como ellos; enjuguemos nuestra lágrimas y miremos de frente las sombras del porvenir sin miedo alguno, con la certeza de que hemos de ser más poderosos que el destino.

Y el primero que a fuerza de hacha y de fuego vació el tronco de un árbol y se echó al agua en él, fue un semidiós para los infelices que habían de pasar ríos y estuarios nadando como anguilas... Miremos siempre abajo, amigo Ojeda, para tranquilidad nuestra, y digamos que el Goethe es un gran buque y que en él se vive perfectamente.

Hice de ella el objeto capital de mi vida, y ella no respondió a mis deseos. No me quería... Miremos las cosas desde lo alto: no me podía querer. Yo me equivoqué, y ella también se equivocó. No fui yo solo el engañado, ella también lo fue. Los dos nos estafamos recíprocamente. No contamos con la Naturaleza, que es la gran madre y maestra que rectifica los errores de sus hijos extraviados.

Isabelita tenía gustos o inclinaciones muy distintas de las de su hermano. Más que la diferencia de sexo, la de temperamento era causa de que los dos hermanos jugasen casi siempre aparte uno del otro. No miremos con indiferencia el retoñar de los caracteres humanos en estos bosquejos de personas que llamamos niños. Ellos son nuestras premisas; nosotros ¿qué somos sino sus consecuencias?

Miremos las pródigas fuentes que nos cercan: el Sena que corre á muy poca distancia, los grupos de estatuas que por todas partes vemos, los monumentos, iglesias y palacios que se divisan, los bosques de árboles que nos rodean, el Paris de la izquierda y el Paris de la derecha, los Campos Elíseos que se extienden á nuestros piés, y una vez reunida en un solo golpe de vista tan profusa copia de bellezas, llamemos, que ya es tiempo de hacerlo, hermosa á la plaza de la Concordia.

Mirémos una torre que está á la otra parte de un monte de modo que de esta no veamos sino el remate, y nos parecerá que está pegada al mismo monte, despues mirando la misma torre desde la cumbre del monte nos parecerá muy apartada. He conocido y tratado á un hombre que veía los objetos al reves, y cada dia sucede que á los que padecen vahidos les parecen moverse los cuerpos que están quietos.

Si lo que deseamos no se realiza.... Ante la eventualidad desgraciada, menester es que el horror no nos arredre, que en vez de cerrar los ojos, miremos cara á cara lo que pueda traer el porvenir. Y á ese fin, después de arrojar el puñado de tierra que se tributa á los Cancerberos, entremos francamente en el abismo para sondear sus terribles misterios.