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De vez en cuando se paraba delante del niño y le clavaba una mirada ansiosa, profunda. Abuelo, ¿por qué me miras así?... ¿He sido malo? ¡No, hermoso mío, no! respondió el antropólogo cambiando de expresión y volviendo a su benévola sonrisa habitual. Tornó a pasear, y otra vez se detuvo frente a su nieto y le cogió la cabeza con sus manos trémulas, febriles.

Hasta que el diálogo tomó otro giro, estuvo como una estatua, fijos en Miquis los ojos: «Oyes. ¿Sabes que te me estás pareciendo a la pantera del Retiro? ¿Por qué me miras así y no dices nada? Pues bien: mi suegro, que es notario de la casa de Aransis, vendrá a hablarte; te anuncio esa grata visita.

Hoy nos hallamos sin duda con menos proporcion que nunca para su ejecucion, pero al parecer en mas disposicion de ánimo, segun las benéficas miras del Gobierno.

Es muy lisonjero ver que, asícomo el primer rey de esa jóven monarquía ha sabido acomodarse con entera lealtad á su deber de monarca constitucional, el pueblo entero, no obstante la lucha legal en que se agitan los partidos liberal y ultramontano, ha entrado de lleno desde el primer dia en la práctica del gobierno constitucional democrático, posee la plena conciencia de sus derechos y deberes, y manifiesta en todos los negocios una solidez de miras poco comun y un fondo admirable de buen sentido que no le ha faltado en ningún momento difícil.

Al cabo de dos siglos y medio de dominacion se resolvió la Corte de Madrid á colonizar nuestras inmensas costas del sud: sus miras se dirijieron primeramente á las bahias de San José y de San Julian, concentrándose por último en el Rio Negro, que se consideró mas á propósito para recibir una poblacion.

Porque él podía ser ambicioso, pero no tanto como hombre de sano corazón y de nobles miras. »Todo esto le comprendí; todo esto deduje de sus intrincados períodos, y todo ello me dio bien claro a entender a dónde pensaba ir a parar por aquel camino. ¡Eso sólo me faltaba! ¡Y en qué ocasión venía! ¡Estar soñando con néctar de los dioses, y despertar con aquella melaza entre los labios!

¿Quién eres, fiera ilusión, Que mis sentidos espantas? Sombra ó prodigio, ¿quién eres? El desengaño; ¿no hablan Por estas empresas todas Que miras? Cuenta mis canas, Cuando no puedas mis ojos, Y mira atrás con qué cara Doy carta de pago al mundo. ¿Dónde caminas?

»Es cosa sabida que aquella estrella polar que los marineros llaman tramontana, no es el punto del polo ártico sobre el cual gira el eje de los cielos; y esto se conoce fácilmente, si cuando salen las estrellas, miras á esa por un agujero pequeño; y si en la última vigilia, cuando la aurora las oculta miras por el mismo agujero, encontrarás que ha mudado de sitio. I, lib. VI, cap.

En no respetando la mente de la ley, todo se puede hacer con la ley en la mano; basta asirse de una palabra ambigua, para contrariar abiertamente todas las miras del legisladorPeligros de la mucha sensibilidad. Los grandes talentos. Los poetas. Hay errores de tanto bulto, hay juicios que llevan tan manifiesto el sello de la pasion, que no alucinan á quien no esté cegado por ella.

Por otros caminos más decentes y honrados han de ir, si Dios quiere, las miras de mi pobre primo... Y si no, al tiempo... Pero ellos están haciendo creer otra cosa para ver si cuaja... ¡Como no cuaje! Que cargue, que cargue con el zagalón de la botica... y gracias que no lo tenga el gandulón a menos, porque para ella sobra, ¡Ja, ja, ja, jaaá!