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El agua que tenía la cisterna daba á este moro, con ser alto, cerca de la horcajadura. Después entró otro y lo midió con una cana de la medida italiana, y halló tres palmos y medio de agua, ques una vara de España, y más la cisterna tenía cuatro canas de hueco. Cada cana verná á ser dos varas y una tercia de la medida de España.

El dueño de la finca se había negado a que el duelo se realizase dentro aunque les facilitó todos los medios para que no tuviesen necesidad de hacerlo. Se cargaron las pistolas, se eligió terreno, se midió, se sortearon los sitios. Por fin se le puso a cada uno una pistola en la mano. Mientras duraron todas estas operaciones Tristán estaba más que grave, ceñudo. El marquesito sonreía.

19 Rodeó al lado del occidente, y midió quinientas cañas de la caña de medir. 20 A los cuatro lados lo midió; tuvo el muro todo alrededor quinientas cañas de longitud, y quinientas cañas de anchura, para hacer separación entre el Santuario y el lugar profano. 1 Me llevó luego a la puerta, a la puerta que mira hacia el oriente;

Estas ambiguas palabras les puso aún más inquietos. D. Pantaleón sacó de los profundos bolsillos de su gabán un compás de gruesos y le midió la longitud de la cabeza. Luego leyó en voz baja los milímetros a Moreno, el cual torció el hocico. Tomó después el ancho, y su resultado tampoco les satisfizo. En ambos iba creciendo la inquietud.

Ora en las ruinas de la antigua Roma Do se asienta la inercia y liviandad, Evocando la sombra de los Gracos En las tumbas te vieron meditar: Que impelida del soplo democrático Midió el mundo con paso colosal, Pero cayó sin fuerzas cuando airada Su escudo le quitó la libertad, Que deserta las glorias de los pueblos Si la virtud su apoyo no le .

Tomole la medida del cráneo en redondo, después la de la caja ósea que protege el encéfalo, la del ángulo facial, la del largo de la cara; midió la proyección facial y la parietal, los arcos zigomáticos y la mandíbula... Al llegar aquí, el médico y el jurista cambiaron una rápida mirada significativa. ¿Nos hace usted el favor de abrir los brazos?

8 Midió asimismo la entrada de la puerta por dentro, de una caña. 9 Midió luego la entrada del portal, de ocho codos, y sus postes de dos codos; y la entrada del portal por dentro. 11 Y midió la anchura de la entrada de la puerta, de diez codos; la longitud del portal de trece codos.

A la vieja le fué antipática por sus ademanes varoniles, por la mirada altiva con que la midió de pies á cabeza y por su voz áspera. Buena mujer, si es para pedir un socorro á la señora, venga otro día. La señora no está. Balbuceó la vieja de indignación.

D. Pantaleón sacó otro compás, parecido al cartabón de los zapateros, y con las manos trémulas le dobló el dedo medio y se lo midió. Mientras tanto Moreno inclinaba su rostro pálido haciendo esfuerzos para averiguar el número de milímetros. Cuando Sánchez lo leyó en voz alta, dio un salto y emprendió una carrera vertiginosa al través de los campos.

Midió a grandes zancadas un espacio de veinte metros, que era el convenido en un papel que llevaba en la mano. Un poco mayor resultaba la distancia marcada por sus pasos. Pero era él quien había propuesto los veinte metros, y con el mismo derecho podía medir treinta o cuarenta si le daba la gana... Un detalle sin importancia. ¡Adelante también!