United States or Cayman Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Don Fadrique, retirado en su cuarto, aguardaba siempre con ansiedad noticias de la enferma. Esta vez, al mirar al P. Jacinto, el Comendador leyó en su rostro lo que había ocurrido. Ha muerto, dijo el Comendador. Ha muerto, respondió el fraile. El Comendador no replicó palabra. Inmóvil, de pie, callado, sintió un dolor mezclado de remordimiento.

Comprendió que era inútil resistir. A toda hora, el perfume de la mujer le embriagaba. Estaba en el ambiente, en su boca, en sus manos, en sus vestidos. Era el dejo axilar, mezclado a un perfume de jazmín y de algalia. Sus besos húmedos, anchos, tenaces, se le quedaban en los labios. Ella no le hizo sufrir la tortura de una larga impaciencia.

Sin darse cuenta de ello, Obdulia vino a hacer en aquella tarde una confesión general. Al comunicar al nuevo confesor las flaquezas de su temperamento, los movimientos pecaminosos de su alma, su vida entera le acudió a la memoria: ¡una vida bien triste por cierto! Era hija de la primera esposa que su padre había tenido: no había conocido a su madre. Su padre había casado otras dos veces, pero no habían durado mucho sus madrastras. Decíase en el pueblo que el lúbrico jorobado mataba a sus mujeres a cosquillas. Esta especie monstruosa, que halagaba la imaginación del vulgo, se la metían por el oído a Obdulia sus compañeras de colegio para hacerle rabiar. ¡Oh, cuánto había sufrido escuchándolas y observando el desprecio mezclado de terror que su padre inspiraba!

Ana sintió que un pie de don Álvaro rozaba el suyo y a veces lo apretaba. No recordaba en qué momento había empezado aquel contacto; mas cuando puso en él la atención sintió un miedo parecido al del ataque nervioso más violento, pero mezclado con un placer material tan intenso, que no lo recordaba igual en su vida.

Mezclado en las agitaciones de un período de luchas, era un revolucionario.

No hay pasión, no hay afecto, no hay interés, no hay problema que no pueda traerse a la Montaña como a cualquiera otra región del mundo. Sólo que en Pereda parecerá todo mejor si se viste y arrea con traje montañés. A me ha encantado más que a nadie el éxito de Pedro Sánchez; pero con este encanto iba mezclado en cierta dosis el temor de una deserción.

1 Y en este mismo tiempo estaban allí unos que le contaban acerca de los galileos, cuya sangre Pilato había mezclado con sus sacrificios. 2 Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque han padecido tales cosas, hayan sido más pecadores que todos los Galileos? 3 No, os digo; antes si no os enmendares, todos pereceréis igualmente.

43 En cuanto a aquello que viste, el hierro mezclado con tiesto de barro, se mezclarán con simiente humana, mas no se pegarán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el tiesto.

No hay palabras con que expresar el asombro de Ruiloz, asombro mezclado de pena, pues su primera suposición fue que Julia seguía enamorada de Javier. Trató, sin embargo, de coordinar sus pensamientos, y preguntó a la vieja: Pero dígame V.: después de todo esto, ¿cómo sigue la señorita Julia viviendo en la casa? Viven y no viven juntos.

Pero Marianela había mezclado con su admiración el culto, y siguiendo una ley, propia también del estado primitivo, había personificado todas las bellezas que adoraba en una sola, ideal y con forma humana. Esta belleza era la Virgen María, adquisición hecha por ella en los dominios del Evangelio, que tan imperfectamente poseía.