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No dudando yo proseguía el soldado , sirviéndome de disculpa para este mal pensamiento los sucesos ahora acontecidos, y sin que sea visto agraviar en un tilde la caridad de María, que para las obras pías dispensadas al lisiado Cigarral han intervenido y valido en mucho los merecimientos de D. Lope de Zúñiga, porque os hago saber, señor, que allá relatando, aquí mintiendo, y siempre alterando la verdad, como hace todo viajante, acerté a nombrar en una de tantas novelas vuestro apellido y condición, y no hay duda que desde entonces merecí más atención y agasajo, si no digo mayor caridad y limosna, de esa hermosísima señora de vuestros pensamientos.

Pero como considero que hubo grave causa para exonerarme de la controversia del Igurey, y para ocultarmela, me resigno con el poco concepto que merecí en dicha ocasion. Nuestro Señor, &a. Sobre volver á Curuguatí. Exmo Señor: Asumpcion, 19 de Octubre de 1791.

Honrado por las Islas Filipinas con el cargo de Diputado para representar sus derechos é intereses en las Córtes constituyentes, y deseando acreditar mi fina correspondencia al honor que merecí, con abandono y consiguientes perjuicios de mis intereses, á los quince dias de mi eleccion dejé las Islas y me embarqué para España, dando asi á mis comitentes una prueba nada equívoca de mis buenos deseos y disposicion de corresponder á la confianza que en depositaron.

Recogí las llaves de este zaquizamí, e vedme aquí sola e sin mancilla, que las fembras de pro no temen trasgos ni fantasmas. Ya que por vuestro mandato he de parlar canto llano, vos diré, señora, que esta merced que de vos recibo la acojo con más gratitud de vuestra pudicicia, cuanto hasta ahora no vos merecí que crueldades y sofrenadas.

Alienta mas mi confianza el ver, que luego que tuve el honor de enterar á V. E. muy por encima de los acaecimientos de dichas poblaciones, sus proporciones y utilidades, le merecí grato oido, le encontré muy adicto y deseoso de enterarse radicalmente de todo ello; y como es un asunto tan vasto, que ni puede fiarse á informes verbales, ni retenerse estas noticias para un perfecto conocimiento, me mandó V. E. lo hiciese por escrito, en obsequio de tan superior precepto, en desahogo de mi amor al servicio del Rey, y en bien comun de estas provincias, me atrevo, con la confianza que dicta la verdad y la buena causa, á proponer á V. E., que los empeños que en todos tiempos ha tenido nuestra Corte en fijar poblaciones en la referida costa, han nacido de la ilustracion que se tenia de las ventajas que habia de traer al Estado y á la Religion; sin que deba mudarse de concepto, porque no haya correspondido el éxito á lo feliz del proyecto.