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Apenas si se atreve a decir a Pepita «buenos ojos tienes»; y en verdad que si lo dijese no mentiría, porque los tiene grandes, verdes como los de Circe, hermosos y rasgados; y lo que más mérito y valor les da, es que no parece sino que ella no lo sabe, pues no se descubre en ella la menor intención de agradar a nadie ni de atraer a nadie con lo dulce de sus miradas.

Y le asediaba con ruegos ardorosos, con palabras acariciadoras, para que fuese en seguida a avistarse con su hermana. Montenegro cedió, vencido por la ansiedad del mocetón. Iría aquella misma tarde a Marchamalo; mentiría al jefe del escritorio diciéndole que su padre estaba enfermo. Don Ramón era bueno y haría la vista gorda.

Mentiría si dijera que no me acordaba de Dolorcitas; pero me acordaba de una manera vaga, remota. En el barco supe que se había casado; pero por más esfuerzos que hice para desesperarme no lo pude conseguir. Entramos en la bahía de Cádiz una mañana de invierno, con un sol espléndido.

Mentiría, Miguel, si te dijese que no me inspira vivo interés y gratitud esa adhesión que desde niño me has demostrado... y que ahora se manifiesta de un modo bien distinto añadió sonriendo. Mentiría añadió con animación y brío si no te confesase que me seduce muchísimo la idea de tenerte en mi poder, de ser para ti madre y amante a un mismo tiempo... ¡Oh, qué situación tan original!

Si le dijese tal día, de tal manera me casaré con su hija, como yo mismo no lo , mentiría, y la mentira jamás ha manchado mis labiosPausa. Romadonga vacía de un trago la copa que tiene delante, se limpia con el pañuelo los labios que jamás manchó la mentira, y prosigue: En estas circunstancias especiales, especialísimas, en que nos hallamos, ¿qué partido adoptar?... Conviene que meditemos.

Sentáronse los tres en el sofá, la mamá en el medio, y cogiendo amorosamente las manos de su hija y mirando a Mario de reojo, se expresó de esta manera: A pesar del susto, no le guardo rencor. Me esperaba que algún día había de suceder esto, aunque, a la verdad, no tan pronto. Mentiría, Costa, si le dijese que no me es usted muy simpático y hasta que le quiero ya como cosa propia.

Gracias á los «rayos negros», en unas cuantas horas se cambió el orden de la vida, y el Comité vencedor se instaló en el antiguo palacio imperial, decretando que había muerto para siempre el gobierno de los varones. Mentiría si le dijese que este movimiento feminista fué unánime.

Prepárese usted, que allá van... Señor don Ceferino, mentiría si te dijese a usted que desde los primeros días en que hablé con usted en Marmolejo no había comprendido que me estaba usted galanteando. Es más, yo creo que aquel beso que usted dio en el crucifijo de la madre Florentina la primera vez que nos vimos, se lo dio usted a mi salud...¿Se ríe usted? Bien; es que no ando descaminada.

Hablaron largo rato Lucía y él, en el balcón, sin sentir el frío, que era más que mediano. Lucía abrió por fin ancho cauce al dolor. Ya ve usted si yo mentiría... ahí, delante de ese cadáver.... Ahora mismo pudiera marcharme con él, Padre... y si Dios no estuviese en el cielo....

Que te respeta, que te quiere muchísimo, que se deleita en hablar contigo; pero que no te ama de amor, ni en ello ha pensado nunca. ¿Y no mentiría el Conde al decir eso?