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Yo me aparté del grupo, fingiendo retirarme a dormir; pero con ánimo de satisfacer una imperiosa exigencia de mi alma, que a veces me pedía soledad y meditación. Todos los ruidos habían cesado en el campamento: las guitarras y castañuelas, así como las cajas y las cornetas, estaban mudas, porque el ejército dormía.

Después de haber rezado todas las oraciones que sabía de memoria, algunas compuestas por ella, dejó descansar los labios y se entregó a una suave meditación, donde su fantasía se espació como en un campo infinito esmaltado de flores.

Así como su hermana, invadiendo con atrevido vuelo las esferas de lo futuro, se representaba siempre las cosas probables y no acontecidas aún, Pecado, cuando se sentía dispuesto a la meditación, resucitaba lo próximamente pasado, y se recreaba con un dejo de las impresiones ya recibidas. Era un trabajo de rumiante y un placer de perezoso.

Bajo este aspecto hace en las calles de Madrid los oficios mismos que la calavera en la celda del religioso: invita a la meditación, a la contemplación de la muerte, de que es viva imagen.

Hoy con mas meditacion he vuelto á rehacer mi trabajo, separándome tanto de mi antigua version, cuanto de las demas traducciones conocidas.

Al reconocer al príncipe en el café, olvida al otro, y parece suplicarle con los ojos que abandone su asiento y vaya con ella á las terrazas. Se alejan los dos hacia el concierto, y Miguel vuelve á caer en su meditación... Recuerda su diálogo con don Marcos poco antes, cuando bajaban del cementerio. Toledo parece inconsolable. La guerra no ha terminado bien para él.

Y como sintiese sus ojos humedecerse, apartó su mano de la del enfermo, se levantó y se acercó á la ventana para contemplar la vasta superficie del mar. Sacáronle de su meditacion unos golpecitos discretos dados en la puerta. Era el criado que preguntaba si debía encender la luz.

En su rostro triste y serio se leía la tranquilidad del alma fortalecida por el estudio y la meditacion y acaso puesta á prueba por íntimos sufrimientos morales. Aquel clérigo era el P. Florentino, el tío de Isagani y su historia se reduce á muy poco.

Era una noche semejante a esta. iEs una cosa particular que me la recuerde en este momento! pero he esperimentado muchas veces que nuestros pensamientos se nos escapan y se pierden lejos de nosotros, en el momento en que quisieramos concentrarlos en una meditacion solitaria.

El acontecimiento se guardaba para el final de la cena. Probablemente el señor Tomás hacía la vista gorda ante la desordenada conducta de la gente joven, abstraído en la meditación del efecto dramático que tenía en incubación. En el momento de levantarse los manteles, púsose de pie y golpeó solemnemente sobre la mesa.