United States or Honduras ? Vote for the TOP Country of the Week !


Junteme con la gente más perdida de aquellas playas, fecundas en héroes de encrucijada, y no cómo ni por qué motivo fui a parar con ellos a Medinasidonia, donde hallándonos cierto día en una taberna se presentaron algunos soldados de Marina que hacían la leva, y nos desbandamos, refugiándose cada cual donde pudo.

Con ellos me trasladé a Vejer de la Frontera, lugar de su residencia, pues sólo estaban de paso en Medinasidonia. Mis ángeles tutelares fueron D. Alonso Gutiérrez de Cisniega, capitán de navío, retirado del servicio, y su mujer, ambos de avanzada edad. Enseñáronme muchas cosas que no sabía, y como me tomaran cariño, al poco tiempo adquirí la plaza de paje del Sr.

Mi amita se casó en Vejer al amanecer de un día hermoso, aunque de invierno, y al punto partieron para Medinasidonia, donde les tenían preparada la casa. Yo fui testigo de su felicidad durante los días que precedieron a la boda; mas ella no advirtió la profunda tristeza que me dominaba, ni advirtiéndola hubiera conocido la causa.

El duque de Arjona que supone Morales enterrado en Córdoba no murió hasta el año 1438, y el duque de Medinasidonia, de quien aqui se trata, fué mandado enterrar en la capilla mayor antigua en 1404. Falta solo saber qué se hizo del arca ó caja de madera en que yacia sepultado.

Se casaron, y el mismo día en que partieron para Medinasidonia, Doña Francisca me ordenó que fuera yo también allá para ponerme al servicio de los desposados. Fui por la noche, y durante mi viaje solitario iba luchando con mis ideas y sensaciones, que oscilaban entre aceptar un puesto en la casa de los novios, o rechazarlo para siempre.

Nietos de aquellos Duques, y Duques también de Medinaceli y de Medinasidonia, D. Juan de la Cerda y D. Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, presidieron con paralela falta de aptitud é igual desgracia á las dos más grandes desdichas que registra la historia naval, como que con ellas acabó aquella preponderancia.

Pues bien: esta hija se llamaba Rosita, de edad poco mayor que la mía, pues apenas pasaba de los quince años, y ya estaba concertado su matrimonio con un joven oficial de Artillería llamado Malespina, de una familia de Medinasidonia, lejanamente emparentada con la de mi ama.

Cádiz está como un peñasco en el centro de una inmensa llanura: por el oriente la llanura sólida, la vastísima costa de la baja Andalucía, completamente plana, extendiéndose hacia el Guadalquivir de un lado, y del otro hacia los lejanos contrafuertes de Ronda, siguiendo la dirección de Medinasidonia; al occidente, al sur y al nor-oeste los desiertos del Atlántico, llenos de luz y de solemnidad.

Del sepulcro del duque de Medinasidonia solo existe hoy la memoria en una lápida que hay en la pared al lado del Evangelio, con un epitafio que dice: «Aqui yace D. Enrique de Castilla, duque de Medinasidonia, conde de Cabra, señor de Alcalá y de Mora, hijo del muy alto rey D. Enrique II el Magnífico;» y en la inscripcion de la capilla de la Encarnacion, ó de los Sousas, que dejamos ya reproducida.

Coincidencia singular: los Duques de Medinaceli y de Medinasidonia dieron amparo á Cristóbal Colón; y rivalizando en cierto modo con la Corona, pretendían alistar por su cuenta naves con que se resolviera el problema del camino del Catay, y se asentara el cimiento de la preponderancia marítima de España.