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El tomo, que las contiene, lleva el título de Primera parte del Romancero y Tragedias de Gabriel Lasso de la Vega, criado del Rey N. S. Natural de Madrid: Alcalá de Henares, en casa de Juan Gracian, año de 1587. Constan las dos de tres jornadas, y están escritas en diversas medidas métricas, como octavas, tercetos, silvas, quintillas, etc.

Acepto dijo con firmeza. Congratúlome exclamó el dominico, sin ocultar su satisfacción . Quedamos, pues, amigo mío, en que mañana, por la tarde, vendrá usted a nuestra residencia a tomarnos las medidas. ¿Eh? ¿Debo ir yo allí? preguntó, preocupado, Belarmino . ¿Qué dirán mis correligionarios? ¿Qué han de decir? Usted va como zapatero. Además, es lo más rápido y expeditivo.

No había tomado medidas sobre aquella casa, ni reconocido sus linderos Cervantes, que esta es cosa de ladrones o de alguaciles, o tal vez de amantes desdeñados que de malas trazas se amparan para el mal logro de sus deshonestos deseos, y hacen y obran como si ladrones o alguaciles fuesen; pero fuese que nuestro Miguel, por enamorado, por un secreto instinto y por algunas señales, no dudosas, de favor que doña Guiomar le había dejado ver las pocas veces que por un momento se habían visto, y además, por la buena fortuna que con las mujeres hasta entonces había alcanzado, no hubiese temido desdenes, y en reconocimientos de lugares flacos por donde entrar, como por asalto y sorpresa, en la casa de la señora de su alma, ni aun había pensado.

No había en todo Cádiz mujer más hacendosa y limpia y discreta ni más amiga de la verdad, y se empeñaba en que todos admirasen, como él, sus palabras graves y medidas, su gesto severo y hasta las más leves inflexiones de la voz. Un día María-Manuela le llamó aparte estando de reunión en la tienda y le dijo en voz baja: Mira, Velázquez, te veo ya demasiado chalao.

Necio sería, sin embargo, que adormecidos por la embriaguez del triunfo, olvidáramos los peligros pasados y no adoptásemos previsoras medidas para lo porvenir. El movimiento estenocista nos ha probado, en primer término, que los negros, á los que tantas consideraciones hemos guardado, son bastante ingratos para combatirnos con las armas en la mano y poner en peligro las instituciones nacionales.

Tambien he visto lo que V. S. ha contestado en su representacion de 24 de Agosto de dicho año, número 40, dirigida á persuadir que ha tomado tan bien sus medidas, y que cree tan dificil que los Portugueses no hayan desistido de la idea de ocuparlos, si es que la han concebido, que responde de las resultas.

¿No hay una exquisita penetración en estas medidas? ¿No se hace la verdadera guerra a la Francia, que en luces está a la cabeza de la Europa, atacándola en la educación pública?

No hay más que dos caminos: o acabar de una vez con todos los grandes, lo cual no es fácil, o meterse entre ellos y aprender sus marrullerías y latrocinios. Escoge, toma tus medidas y echa a andar palantito. Yo dijo Mariano con súbita animación quiero que se hable de . ¡Que hablen de ti!..., pues mete ruido. Lo que es ruido..., ya lo meto replicó Mariano. ¿Cómo? ¿Con un cencerro?

A , esto de combatir el bolchevismo con medidas sanitarias me parece algo así como si se hubiera pretendido combatir la gripe reformando la Constitución. No creo que las medidas sanitarias hayan sido nunca muy útiles contra las epidemias, y, desde luego, creo que serán perfectamente inútiles contra el bolchevismo.

Así, antes del mundo actual, concebimos no solo un órden ó un tiempo en toda su abstraccion, sino tambien un tiempo compuesto de años, de siglos, ú otras medidas. Pero esto, si bien se reflexiona, no es mas que una idea en que concebimos bajo un aspecto general, los fenómenos de la experiencia, sacándolos de la actualidad, y contemplándolos en la esfera de la posibilidad.