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A primeras horas de la mañana había tenido una conversación violenta con Popito, la cual negó haber visto á Ra-Ra en la parte alta del palacio universitario. Luego el influyente personaje abandonó su cama, y estaba ahora en la presidencia del Consejo Ejecutivo, recomendando sin duda la persecución del revolucionario masculista.

Del mismo modo que entre los varones se va formando el partido masculista, entre nosotras surge un movimiento de protesta dirigido por las mujeres que aspiran á una vida dulce y de concordia entre los sexos: una vida sin violencias, sin que ninguno de los dos grupos en que se divide la humanidad impere sobre el otro ni abuse de él.

Algunos jovenzuelos audaces forman agrupaciones con el nombre de Partido Masculista. Su doctrina la titulan el Varonismo. Pero debo añadir que las mujeres se ríen de esto, y los diarios lo aprovechan como un tema de burlas é ironías para divertir á sus lectores. Dentro de las casas la rebelión de los «varonistas» suele tener más importancia.

Después de tantos años de paz, cuando nadie se acordaba de la existencia de las antiguas guerras, acababa de surgir una guerra. En Balmuff, uno de los Estados más lejanos y pobres, se habían sublevado el día anterior todos los hombres contra el gobierno de la Confederación, dirigidos por algunos jóvenes excéntricos de los que figuraban en el partido masculista.

Pero yo, en los últimos años, he ido de ciudad en ciudad visitando los clubs de hombres y otras asociaciones secretas del «partido masculista». En mis conferencias les he hecho conocer el cuaderno que dejó mi padre. Reproducido por prensas clandestinas circula hoy ocultamente, y es leído como el libro sagrado del porvenir.

Inclinándose hacia una oreja del gigante, murmuró los secretos del partido masculista con el fervor de un neófito convencido hasta el fanatismo de la bondad de la causa que acaba de abrazar. Los nuevos tiempos estaban próximos. Ya había sido descubierto el gran secreto que neutralizaría el poder de los rayos negros. Los días de lo que llamaban las mujeres la Verdadera Revolución estaban contados.

»Si se deja continuar este espectáculo subversivo, si no se le pone remedio, el llamado «partido masculista», insignificante y ridículo en el presente, crecerá hasta convertirse en una gran fuerza; los hombres querrán llevar pantalones, y nosotros, las mujeres que somos senadores, guerreros, funcionarios, en una palabra, todos los que desempeñamos un cargo público ó contribuímos á la buena marcha del Estado, todos los que somos cabeza de una familia, tendremos que vestirnos con faldas.