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¡Jesús; pareces una muerta!... No, no; éste tampoco... Aquí; a ver el color amarillo... No estás mal..., pero te hace rubia, y las morenas deben quedarse morenas, quiero decir, las pelinegras, porque ya sabemos que eres blanca. Vamos a ver el azul... ¡Oh, sorprendente!... ¡Maravilloso!... ¡Qué hermosa estás, criatura! Tenía razón el joven marqués.

Mientras la Rusia para esclavizar á la Polonia le impone el ruso, mientras la Alemania prohibe el francés en las provincias conquistadas, vuestro gobierno pugna por conservaros el vuestro y vosotros en cambio, pueblo maravilloso bajo un gobierno increible, ¡vosotros os esforzais en despojaros de vuestra nacionalidad!

La diferencia entre el éxito dichoso, ya en la realidad ya en el sueño, es que en la realidad depende en gran parte de lo que llama el vulgo caprichos de la fortuna, o sea de lo que los juiciosos y piadosos califican de inescrutables designios de Dios, a fin de que se cumpla el plan maravilloso de la historia y de que camine la humanidad hacia su término con dirección invariable y segura.

Así D. Andrés Bello, á quien admiramos como filólogo y como autor de Derecho internacional, y cuyos hermosos y elegantes versos nos sabemos de memoria; y así D. Rufino Cuervo, cuyo Diccionario calificamos de trabajo maravilloso.

Se podría haber creído que echaba de menos aquellas barras de hierro de que D. Benigno hablara la tarde anterior y que, de existir, permitirían a los hombres remedar el maravilloso viajar de los pájaros.

Y pensando en esto, recordaba confusamente la poca geografía aprendida en la escuela, las innumerables consejas que había oído relatar sobre la influencia de los astros sobre los hombres. Creía en lo maravilloso, en la influencia astrológica, sintiendo que la calma augusta de la inmensidad se filtraba en su ánimo.

En Los tres soles de Madrid y El encanto por los celos se mueve Monroy en la región más absurda de lo maravilloso, y hasta en las comedias que describen escenas ordinarias de la vida, como, por ejemplo, La alameda de Sevilla y El ofensor de mismo, propende á lo extraordinario y á lo raro.

Más que las rocas de pórfido, de granito o de cuarzo. ¡Es un fenómeno maravilloso, increíble, Cornelio! Estos seres, infinitamente pequeños, débiles, gelatinosos, levantan barreras que las tempestades no pueden destruír. Se apoderan de los átomos de carbonato de cal que hay en las aguas y los transforman en materiales de construcción, con los cuales forman rocas indestructibles.

Mas Ratón Pérez saltó de repente sobre su hombro, y le metió por la nariz la punta del rabo: estornudó estrepitosamente el Reyecito, y por un prodigio maravilloso, que nadie hasta el día de hoy ha podido explicarse, quedó convertido, por el mismo esfuerzo del estornudo, en el ratón más lindo y primoroso que imaginaciones de hadas pudieran soñar.

Aún es más maravilloso otro caso que sucedió á estos mismos, los cuales, repartidos por muchas Rancherías distantes unas de otras cosa de una legua, juntaban gente para reducirla á la santa fe y conducirla á la Reducción.