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Por lo demás, fuera de aquella maligna intención para herir en lo vivo a las personas, en lo cual podía competir y aun creemos que aventajaba a María Josefa, era un ser útil y servicial. Su malignidad, al cabo de todo, era resultado de la que a él se le mostraba. Sus habilidades muchas y varias. Trabajaba el punto de crochet que daba gloria. Las colchas que él hacía no tenían rival en Lancia.

Pero la niña no se dió por vencida en el asunto de la letra escarlata; y dos ó tres veces, mientras regresaban á su morada, y otras tantas durante la cena, y cuando su madre la estaba acostando, y aun una vez después que parecía estar ya durmiendo, Perla con cierta malignidad en las miradas de sus negros ojos, continuó su pregunta: Madre, ¿qué significa la letra escarlata?

Ya antes que Marcela le hubiese dirigido la terrible interrogación, terrible en su candor mismo, que el adocenado aprendiz apresuróse a llevar a su cuñado, había aquél entrevisto, con esa malignidad y esa penetración del odio, los lazos que unían al marqués con Beatriz, pero comprendió que se perdería a mismo si después de sus cuestiones con el pintor no presentaba a éste en la ocasión primera la prueba irrefutable del delito.

El arsénico corresponde á una multitud de afecciones sin carácter de malignidad, como ciertas intermitentes, por ejemplo, pero siempre en casos semejantes se observa irregularidad en los accesos y una especie de caquexia palúdica, ó un estado asténico en el que la nutricion está paralizada, y es inminente, si ya no ha comenzado, la diátesis serosa. § VI. Estado sobreagudo.

Antonio Pérez, por la suerte del cual tiene gran compasión Su Majestad, pues ha llegado á la desdicha en que se encuentra por desgracia y no por malignidad.

Se ha atribuído injustamente al Peregrino otra obra literaria, cuya malignidad tratando de supuestas inteligencias entre D. Juan de Austria y el Duque de Guisa ó sobre la muerte del Príncipe D. Carlos, y cuya complacencia en describir la agonía del Rey Felipe II, podían estimarse en consonancia con las que trazaba la pluma aquélla, más temible que colmillo de jabalí.

Pronto comprendieron que debían, primero, gastar con más prudencia, porque las rentas iban mermando considerablemente, y segundo, andarse con pies de plomo en lo que se refería a dejarse galantear, porque entre sus propias imprudencias y la malignidad del tutor y su hermana, iban ellas cobrando reputación de frívolas y ligeras.

Esta accion tiene un carácter asténico: disminuye la actividad moral, circulatoria y digestiva; retarda la nutricion, y parece antiplástico, corrosivo, destructor de los tejidos superficiales, pero sin malignidad. § III. Efectos terapéuticos.

Infiérese de estas observaciones que el juzgar mal, no teniendo el debido fundamento, y el tomar la malignidad por garantía de acierto, es tan irracional como si habiendo en una urna muchísimas bolas blancas, y poquísimas negras, se dijera que las probabilidades de salir estan en favor de las negras. Algunas reglas para juzgar de la conducta de los hombres.

Su fisonomía es triste y de una fealdad repugnante; pero en vez de manifestar abatimiento esprime una ferocidad salvage. Las mugeres no tienen el menor atractivo; en ellas se descubren los mismos rasgos característicos que en los hombres: entre los niños tambien se nota la ausencia de la jovialidad y alegría; llevan entre tanto en sus semblantes la enseña de la malignidad é indisciplina.