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4 Solamente consultan de arrojarle de su grandeza; aman la mentira, con su boca bendicen, pero maldicen en sus entrañas. 1 Salmo de David, estando en el desierto de Judá. 2 Así te miré en santidad, cuando vi tu fortaleza y tu gloria. 3 Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. 4 Así te bendeciré en mi vida; en tu Nombre alzaré mis manos.

6 Aquella noche ocupara oscuridad, ni fuera contada entre los días del año, ni viniera en el número de los meses. 7 ¡Oh, si fuere aquella noche solitaria, que no viniera en ella canción! 8 Maldijéranla los que maldicen al día, los que se aparejan para levantar su llanto. 10 por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba, ni escondió de mis ojos la miseria.

Nunca les di a interés, ni lo tomé de ellos; y todos me maldicen. 11 Dijo el SE

Esta será sin duda la causa de la volubilidad que se nota en hombres de genio reconocido; hoy ensalzan lo que mañana maldicen; hoy es para ellos un dogma inconcuso, lo que mañana es miserable preocupacion. En una misma obra se contradicen tal vez de una manera chocante, y os conducen á consecuencias que jamas hubierais sospechado fueran conciliables con sus principios.

Dejamos al gran gobernador enojado y mohíno con el labrador pintor y socarrón, el cual, industriado del mayordomo, y el mayordomo del duque, se burlaban de Sancho; pero él se las tenía tiesas a todos, maguera tonto, bronco y rollizo, y dijo a los que con él estaban, y al doctor Pedro Recio, que, como se acabó el secreto de la carta del duque, había vuelto a entrar en la sala: -Ahora verdaderamente que entiendo que los jueces y gobernadores deben de ser, o han de ser, de bronce, para no sentir las importunidades de los negociantes, que a todas horas y a todos tiempos quieren que los escuchen y despachen, atendiendo sólo a su negocio, venga lo que viniere; y si el pobre del juez no los escucha y despacha, o porque no puede o porque no es aquél el tiempo diputado para darles audiencia, luego les maldicen y murmuran, y les roen los huesos, y aun les deslindan los linajes.

El progreso, que vale para todos, pues los mismos que excomulgan o maldicen a la ciencia que lo ha producido, se aprovechan de sus resultados, disfrutando, desde luego, su parte de los quince años en que ha alargado la duración media de la vida, el progreso, por lo tanto, depende de las posibilidades mentales transmitidas y del ambiente que las desenvuelve, pues, la aptitud heredada sin la ocasión para manifestarse, es como si no existiera, y la ocasión tampoco puede despertar aptitudes que no existen.

10 Pero éstos maldicen las cosas que no conocen; y las cosas que naturalmente conocen, se corrompen en ellas como bestias brutas. 11 ¡Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín, y han venido a parar en el error del premio de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré.

28 Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. 29 Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra; y al que te quitare la capa, ni aun el sayo le defiendas. 31 Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también vosotros. 32 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué gracias tendréis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.

Así se van ya todos acabando, Que es lastima de ver ruina tamaña; Los galanes y damas suspirando, En ver la muerte andar con su guadaña, Los niños descaecidos sollozando, Tragedia representan muy estraña; Y las madres maldicen su ventura, Por verles padecer tal desventura.

El guapo se había reído toda la vida de la ciencia mágica de la querida de su amigo: fueron infinitas las bromas que había gastado con ella por tal motivo. Pero ahora, á semejanza de los que maldicen de los médicos y se apresuran á llamarlos en cuanto les duele algo, aceptó el ofrecimiento con alegría y prometió no faltar á la cita.