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En las estaciones próximas, Brenes, Tocina y Empalme, observaba cierta animación, que no podía achacarse al número, harto exiguo, de viajeros. Algunas muchachas de ojos negros, con claveles rojos en el pelo, de pie sobre el andén, sonreían a los que nos asomábamos a las ventanillas. Todas las casetas de guardas tenían ya en sus ventanas macetas con flores.

Saliendo del camino y tomando la dirección de aquellos canastillos de verdura, se divisa primero un roto torreón, cuyas grietas son otras tantas macetas en que la potente vegetación de los trópicos encuentra vida y alimento. Más cerca, los grupos de follaje descubren las antiguas ruinas de tres edificios. Las retorcidas ramas de los baletes ocultan los restos de una noche de luto y de lágrimas.

D.ª Eloisa, la madrina del nuevo presbítero, y las damas que la habían secundado en la noble empresa de darle carrera, habían añadido algunos pormenores delicados al adorno tosco y rutinario del sacristán. Grandes macetas de flores colocadas en artísticos floreros sacados de las mejores casas de la villa, algunas cortinas de damasco formando pabellón sobre los altares, candelabros, arañas.

Entretanto, allá van algunos La Granadina es floricultora, domadora de gatos y domesticadora de canarios. Recomiendo á los pintores de género el insondable cuadro de una de estas mujeres de su casa, sentada al lado de un balcón, lleno de macetas floridas, entre una manada de gatos enroscados á sus pies, y media docena de canarios enjaulados sobre su cabeza.

Carrozas, y mulas, y caballos, habían llenado las cocheras y las caballerizas; y en el zaguán hervían los lacayos con librea, y daba gozo el ver las escaleras alfombradas y con macetas a todo lo largo de ellas.

A más de los señores del lugar, había muchos forasteros, que habían venido de los lugares inmediatos para concurrir a la feria y velada de aquella noche. El centro de la concurrencia era el patio, enlosado de mármol, con fuente y surtidor en medio y muchas macetas de don-pedros, gala-de-Francia, rosas, claveles y albahaca. Un toldo de lona doble cubría el patio, preservándole del sol.

Enriqueta varias veces había significado sentimiento por ausentarse de Manila; traté de indagar la causa y á vuelta de algunos rodeos supe que aquella iba todos los sábados al cementerio protestante, en cuyo solitario recinto descansaban los restos de su padre, cuya tumba tenía limpia de ramas y malezas el filial cuidado de Enriqueta, quien me dijo que el pequeño enverjado que cierra el mausoleo estaba recubierto de las rojas campanillas de las trepadoras enredaderas, á cuya sombra se resguardaban gran número de macetas en las que se criaban pintadas y caprichosas flores.

He ido a Saint-Point, montada en una mula, y acompañada del jardinero, al objeto de arreglar y ordenar los libros, los naranjos y las macetas de flores que mi nuera Mariana me recomendó muy especialmente al partir para Italia.

Ambas Juanas no recibían a don Paco en la sala, sino en el patio, donde se gozaba de mucha frescura y olía a los dompedros, que daban su más rico olor por la noche, a la albahaca y a la hierba luisa, que había en no pocos arriates y macetas, y a los jazmines y a las rosas de enredadera, que en Andalucía llaman de pitiminí, y que trepan por las rejas de las ventanas, en los cuartos del primer piso, donde dormían Juanita y su madre.

Una fila de pucheros desportillados pintados de azul servían de macetas sobre el banco de rojos ladrillos, y por la puerta entreabierta ah, fanfarrón veíase la cantarera nueva, con sus chapas de blancos azulejos y sus cántaros verdes de charolada panza: un conjunto de reflejos insolentes que quitaban la vista al que pasaba por el inmediato camino.