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El noble caballero sevillano don Juan Ponce de León, hijo de don Rodrigo, conde de Bailén, fué, como ya he indicado anteriormente, uno de los más decididos y ardientes partidarios que la reforma luterana tuvo en Sevilla en el siglo XVI, y predilecto discípulo del doctor Egidio.

La Reina luterana, como vido El valor de Candish y su ventura, Y el Diablo que tambien su tela ha urdido, Despachan á Candish, el cual procura De la ocasion ya ser favorecido: Parécele gozar la coyuntura. Salió de Inglaterra con pujanza; Diré lo que sucede en otra estanza.

De esa poblacion, 8,000 pertenecen al catolicismo, mas de 6,000 al judaismo, mas de 3,000 al calvinismo, y los demas á la comunion luterana. Las rentas y los gastos anuales del Estado alcanzan por término medio á 445,000 talers, y la deuda á 5,000,000.

Sus ojos pequeños. Ramiro no escuchó sino el final de su discurso: Diga, vuesa merced, que una vez que Farnesio hubo dejado las provincias para penetrar en Francia, debió librar batalla campal al Bearnés, desbaratalle en seguida, quitalle las vituallas, adueñarse de París e decir luego a nuestro rey: «Señale agora Su Majestad la persona que ha de sentarse en este tronoDe esta suerte, aunque exponiendo a Flandes, hubiéramos extendido el poder de nuestras armas y limpiado a aquella monarquía de la pestilencia luterana.

La gran mayoría pertenece á la iglesia luterana; los católicos apénas componen la cuarta parte de la poblacion total, en seguida figuran por su número los calvinistas, y luego los judíos, que pasan de 28,000. El país es fértil y rico, y la poblacion parece estar bien distribuida.

Yo vide en Chuquisaca alborotada La cosa, y el Audiencia despachando A Lima ván correos; resguardada La costa, presto fué gente juntando, El Conde del Villar, de mano armada, Con muchas prevenciones, procurando Guardar al gran Señor su tierra sana, Aunque venga la Reina Luterana.

El cuarto voto de obediencia al Papa, peculiar de la Compañía, había hecho indispensable para el Vaticano el apoyo del jesuitismo. Hasta podía afirmarse que el ejército monástico de Íñigo de Loyola había salvado al pontificado en el trance, terrible para él, de la revolución luterana. Era la antigua fábula del hombre y el caballo, puesta de nuevo en acción.

Ve que la Iglesia combatida por la protesta luterana necesita un fuerte auxilio, y lleva á la religión la disciplina del campamento, fundando, no una Orden, sino una Compañía, organizando un ejército negro que ofrece á los Papas, formando los soldados en el molde de su férrea voluntad, sin afectos de familia, sin pensamiento propio, con la rigidez de los autómatas, con esa insensibilidad que hace invencible.

La actividad desplegada por el tribunal de la Fe, en Sevilla, en el siglo XVI, excede á cuanto pueda decirse, siendo continuas las prisiones, los tormentos y los autos, en los que casi á diario salían innumerables víctimas acusadas de herejía luterana, de molinistas, de judaizantes, de hechiceros, iluminados, etc. etc.

Cuando ya parecían extinguidos en Sevilla los protestantes, que tanto dieron que hacer á la Inquisición y á las justicias en el siglo XVI, alzáronse en los comienzos del siguiente rumores de que los reformadores intentaban de nuevo promover inquietudes, y ante el temor de que se volviera á los días del doctor Constantino de la Fuente, de Cipriano Valera y de Egidio, los señores del Santo Oficio abrieron el ojo y comenzaron una persecución activísima contra cuantos pudieran, aun de muy lejos, resultarles sospechosos de herejía luterana.