United States or Kenya ? Vote for the TOP Country of the Week !


En premio de estos servicios el infante D. Sancho, ya rey, donó al concejo de Córdoba las villas de Baena, Luque y Zuheros.

La novedad del día, saliendo del Club Social, cayó como una bomba entre la «selecta y numerosa concurrencia». Los admiradores y cortejantes de Coca recibieron general rechifla... Entre ellos sobresalían dos periodistas: Publio Esperoni, secretario de redacción de La Mañana, y Jacinto Luque, cronista de El Correo de las Niñas.

Luque, rodeada de cerros entre el Marbella y el Salado, con su castillo árabe de dos torreones y el antiguo palacio de sus señores, nos habla todavía de los Venegas y Mendozas, ilustres en Antequera, en Huescar, en las márgenes del Darro y del Gareilano.

No pudiendo guardar secreto por más tiempo, Jacinto Luque publicó en El Correo de las Niñas, la siguiente noticia: «Aunque temamos pecar de indiscretos, nuestros buenos deseos de informar al amable público tandilense que nos favorece, impídenos guardar silencio más tiempo sobre una novedad sensacional.

A la mañana del siguiente día, dedicado a descansar del viaje, recibió Pérez la tarjeta de un tal «Jacinto Luque, redactor de El Correo de las Niñas». E hizo entrar al visitante...

En la parte de esta Sierra colindante con las de Priego, Luque y Carcabuey, se crian muchos vegetales preciosos para la medicina: hay tambien canteras de jaspe rojo de muchas especies, mármoles, piedra blanca, alabastro y piedra comun, que beneficiaban los árabes.

Vuelo por la campiña: Castro el Rio, Bujalance, Cañete, Luque, Zuheros Doña Mencía, Baena, Espejo, Fernan-Nuñez, Montemayor, Montilla, Aguilar y el Lago de Zoñar, Cabra y su Sima, Lucena, Priego, Benamejí, Rute, Santaella: conclusion: 438. Guia para la colocacion de las láminas. Portada. Curvas de los arcos empleados en los diversos estilos arquitectónicos. 9

Publio Esperoni recibió la noticia sin pestañear, con ostensible incredulidad, tirándose los negros mostachos... Jacinto Luque, poeta barbilampiño y melenudo, tal vez por contradecir a su execrado rival, dijo que la noticia era cierta...

El «capitán P.» no podía ser sino el capitán Pérez... Y todo el Tandil se conmovió con la noticia. ¿Sería verdad?... ¿Qué harían ahora los Itualde?... Pero nadie se conmovió más que Jacinto Luque, el joven poeta barbilampiño y melenudo, redactor de El Correo de las Niñas. Con su viva inteligencia y su conocimiento del periodismo local pronto sospechó que se trataba de una insidia de Esperoni.

Estaba sirviéndose champaña y le empujaron el codo... ¡Debía, pues, disculparlo!... Y como lo cortés no quita a lo valiente, ¡lo disculpé!... ¿Tenía él acaso la culpa de que le empujaran el codo? Habiendo afirmado Jacinto Luque la suma distinción del capitán Pérez, todos los «dandies» del Tandil, declararon conocerlo, siquiera de vista.