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Veamos: ¿qué tal resultaría una capa de piel de pantera con cuello de plumas de lorito, y un sombrero de cortezas adornado con rosas y rabos de mono?... Su imaginación no se cansaba de concebir las más prodigiosas creaciones para el ornato de su persona. Luchaba entre el deseo de mostrar los ocultos tesoros de su belleza y un sentimiento de modestia y de pudor propio de una madre.

Bastante aseo en todo lo que estaba a la vista, y mucho ruido adentro, como de metralla de vasar y cánticos en falsete arriba, y abajo el incesante cacarear del averío. Y así por este orden, alojadas todas las familias de igual pelaje, gato, perro, lorito, velador o colgajo más o menos.

Las damas le contemplaban extasiadas. El párroco y D. Narciso, asistentes de la misa, se habían retirado para despojarse de sus ornamentos. No tardó el primero en volver provisto de sotana y bonete, debajo del cual se agitaban algunos pensamientos siniestros. La conducta de Lorito en lo concerniente a las babas de los cirios le había puesto pensativo y sombrío.

Al movimiento de las pisadas en el suelo, los dos chinitos comenzaban a saludar amablemente, y parecían rivalizar en zalamerías. Cuando me dejaban entrar en la sala, me pasaba el tiempo mirándolos y diciendo: Abuelita, ahora dicen que , ahora que no. Ahora , ahora no. Mi abuela poseía también un loro, Paquita, que dominaba el diálogo y el monólogo. Se le preguntaba: Lorito, ¿eres casado?

Relacion sumaria de la Historia Natural de las Indias, compuesta, y dirigida al Emperador Carlos V. por el Capitan Gonzalo Fernandez de Oviedo. Examen Apologetico de la Historica narracion de los Naufragios, Peregrinaciones, y Milagros de Alvar Nuñez Cabeza de Baca, contra la Censura del Padre Honorio Filopono, por Don Antonio Ardoino, Marquès de Lorito.

Poll era un loro inglés; lo habían robado una noche Old Sam y un amigo suyo en el Consulado de Inglaterra de un pueblo del Brasil. Poll, en vez de decir: ¡Bonjour Jacquot! o ¡Lorito real!, como hubiese dicho siendo francés o español, gritaba: ¡Scratch Poll! ¡Scratch poor Polly! y ponía la cabeza entre la reja de la jaula para que se le rascara.

Terminó la lectura del Evangelio y pudo darse la satisfacción de contemplar un rato con persistencia los movimientos de Lorito. ¿Por qué estaba este pillo tan distraído mirando a la tribuna arrobado en la audición de las melodías del órgano, cuando no hacía dos segundos que le había visto meterse en el bolsillo media libra de cera por lo menos?

Y él contestaba: Y en Veracruz velado. A ja jai, ¡qué regalo! Su monólogo constante era esta retahila de loro de puerto de mar: ¡A babor! ¡A estribor! ¡Buen viaje! ¡Buen pasaje! ¡Fuego! ¡Hurra, lorito! Yo encontraba en las palabras de aquel pajarraco verde un fondo de ironía que me molestaba.

Los amos de las barcas se calientan el caletre buscando un nombre bonito para pintarlo en la popa. Una la Purísima Concepción, otra Rosa del Mar, aquélla Los Dos Amigos; pero llega la gente con su manía de sacar motes, y se llaman La Pava, El Lorito, La Medio Rollo, y gracias que no las distingan con nombres menos decentes. Sólo con este apodo la conocen. Bien le interrumpí, pero ¿y El Socarrao?

¿Pues de dónde sales , embajadorcillo?... ¿No has visto los partes?... Hoy por la mañana se ha largado Amadeo a Lisboa, diciendo: «Ahí queda eso.» Y a estas horas Figuerillas y el lorito de don Emilio estarán barriendo las calles de Madrid a cañonazos para instalar decentemente la República... Te desbancaron, chico, te desbancaron...