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Agradeció ella con toda su alma el desagravio, y sus aflicciones de aquel día se le disiparon con la grata vista del pan bendito, o llámese papel moneda. Dio al olvido sus agravios; pero si perdonó fácilmente a Joaquín la injuria intentada contra su honor, tuvo que hacer un esfuerzo de bondad para perdonarle el que le hubiera llamado cursilona.

«Esto no es infidelidad pensaba Bonis , esto es un 'sálvese el que pueda'». Su conciencia de amante, la falsa conciencia del romántico apasionado por principios, le acusaba, le decía que los recientes vapores de la orgía le prestaban un fuego que no era fingido; fuese resto de borrachera, agradecimiento, nostalgia de la luna de miel o lo que fuese, ello era que aquel panteísta de la hora de los brindis no sentía repugnancia ni mucho menos al cumplir aquella noche sus más rudimentarios deberes de esposo; a la sorpresa que le causó la extraña actitud de Emma, sucedieron pronto muchas sorpresas de un orden inenarrable, llámese así, sorpresas que le enseñaron allá entre sueños, que el que más cree saber no sabe nada, que las apariencias engañan, que la aprensión hace ver lo que no hay, y viceversa; en fin, ello era que, o los dedos se le antojaban huéspedes, o veía visiones, o su mujer no estaba tan en los últimos como ella decía, ni las gallinas y chuletas que juraba no digerir, ni los vinos exquisitos que aseguraba ella que la envenenaban, dejaban de surtir sus efectos en aquella «naturaleza»; que las unturas y el algodón en rama habían producido una... palingenesia.... algo así como una vegetación de la oscuridad, pálida, pero no mezquina.

Jugaba pensando en él; el dinero era para él; ¡pero el amor!... Parece imposible que haya podido hacer todo eso mientras mi hijo estaba prisionero y yo carecía de noticias. ¿Qué fuerza demoniaca me empujó?... Y Dios me ha castigado; y si no es Dios, el que sea: la fatalidad, un poder misterioso que nos hace expiar nuestras faltas, llámese como se llame.

Llámese á esto, lazo, forma, acto de conciencia, ó como se quiera; ¿es algo real ó ? si no es real, quien lo expresa emplea una palabra vacía; si es algo real, está confesada la substancialidad del alma, pues que está confesada una realidad permanente en medio de la variedad de los fenómenos.

Segun esta doctrina, la idea del tiempo precede á las de realidad y negacion; pues que estas dos últimas no son concebibles sino con relacion á aquel. Desde luego salta á los ojos la extrañeza de una forma, ó llámese como se quiera, á la cual se hayan de referir las ideas de realidad y negacion, cuando fuera de la idea de realidad no es concebible nada.

Cuidadosamente escondía bajo las faldas sus pies, tan pequeños como mal calzados, para que Joaquín no se los viera. Pero ya él se los había visto, sin perder por eso el amor, o llámese como se quiera, que sentía; antes bien, exaltándose más.

Para que medren unos cuantos ganapanes que no saben más que charlar por los codos. Fuera el Congreso y fuera el Senado. Una persona arriba, llámese rey, presidente o Preste Juan, que tenga firme por la rienda y arree con el látigo al que se desmande. Luego, nada de indultos. Al que conspire, cuatro tiros y en paz.

Pues yo no me aburro jamás sino cuando estoy acatarrado y el médico me obliga a sudar en la cama dijo Narciso Luna: y la frase fue celebrada por su amiga la de Peñarrubia. Llámese usted un hombre excepcional dijo Tristán dirigiéndole una mirada de desdén , porque la vida, para la casi totalidad de los humanos, oscila siempre entre la pena y el aburrimiento.

En primer lugar, todas sus respuestas se hicieron en una especie de escala cromática, de su uso, que consta de los siguientes semitonos: primeramente la calma, o llámese indiferencia; después, la frescura; en seguida, la frialdad, y por último, el desdén. Yo fui el primero en tributarle homenaje.

El acto de voluntad implica una inclinacion, tendencia ó llámese como se quiera, hácia un objeto conocido; supongamos que las dos substancias A, B, que componen la substancia que tiene voluntad, se reparten entre lo necesario para el acto de querer, de modo que el conocimiento del objeto querido se halle en A, y la inclinacion ó tendencia esté en B; digo que semejante acto de voluntad es un absurdo.