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Se aproximaba hasta tocar su testuz con la punta de las banderillas; corría después con menudo paso, y el toro iba tras él, como si lo hubiera convencido, llevándoselo al extremo opuesto de la plaza.

Una de esas barcas viejas, caídas en la playa, que vistas de lejos aún conservan el color de sus primeros viajes, pero que sólo piden el olvido para ir envejeciendo y pudriéndose sobre la arena. Y usted que empieza ahora, ¿se presenta pidiendo un puesto en la peligrosa carroña que al volver al oleaje perecería llevándoselo a fondo?... Rafael, amigo mío, no sea usted tonto.

En Manzanares le habían dado en cierta ocasión un café detestable; la manteca rancia: otra vez el jefe de la estación de Alcázar no le había querido facturar el equipaje por llegar dos minutos tarde: en otra ocasión, en la fonda de Menjíbar, no les dieron tiempo a almorzar; pero él, que es un gran tunante, se burló del fondista apoderándose de lo que había en la mesa y llevándoselo al coche.

Le tomó un brazo el español para tirar de él afectuosamente, llevándoselo de allí. Lo primero es huir dijo otra vez . Yo le daré los medios de hacerlo. Vámonos. Canterac se resistía á obedecerle, mirando al mismo tiempo á Torrebianca. Quisiera antes de irme murmuró decir adiós á la marquesa. Fué tan suplicante el tono con que hizo esta petición, que provocó en Robledo una sonrisa de lástima.

¿Zabe uzté cómo llaman las monjas en mi país a este pezcao? me preguntó mi compañero, cortando un trozo de japuta y llevándoselo a la boca. Le miré sin contestar: El pezcao del nombre feo. Y dejó escapar al mismo tiempo aquella risita equívoca, parecida a un chillido nacido y apagado en la garganta y que era en él la suprema explosión de alegría.

La frase era: ¿Vamos a la Rinconada? Mesía, callando, seguía a don Víctor. Una intuición singular le decía al ex-regente que pagaba bien al amigo su atención llevándoselo a casa. ¿Por qué don Álvaro había de tener gusto en seguirle? Si se lo hubieran preguntado a Quintanar, no hubiese podido responder.

La criada ofreciole al punto, sobre una salvilla, los destrozos de un búcaro de Méjico que acababa de romper. La niña cogió un casquillo de aquella tierra comestible y, llevándoselo a la boca, comenzó a devorarlo, haciéndolo rechinar entre sus dientes. Otras amigas la imitaron. Ramiro hubiera querido sustraerla a todas las cortesanías y alabanzas de los demás; sentíase receloso de cada palabra.

Todos los hombres del cortijo que no habían salido a los trabajos de campo más de una docena contemplaban con un asombro que tenía algo de infantil a aquel personaje terrible, obsesionados por la tétrica fama de su nombre. ¿Pueen yevar la jaca a la cuadra pa que descanse un poco? preguntó el bandido. Gallardo hizo una seña, y un mozo tiró de las riendas del animal, llevándoselo.

El comisario de policía, ayudado por dos de sus hombres, empujaba con suavidad al último grupo de curiosos, llevándoselo por delante entre paternales exhortaciones. Se alejó don Roque, é iba Ricardo á continuar su marcha, cuando notó que en la casa se entreabría una ventana, asomando á ella una mano de mujer, que le hacía señas para que se acercase.

Al estudiante le sorprendió el gesto de ira, la mirada fiera empañada por lágrimas de despecho con que acogió la madre sus temores: Que se muera cuanto antes... ¡Para lo que hace!... Que el señor nos proteja llevándoselo pronto. Rafael calló, no queriendo ahondar en el drama conyugal que se desarrollaba junto a él, oculto y silencioso.