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Esto indignó tanto a Osorio, que un día, sin que se despidiesen de su madre, las metió en el coche y las llevó él mismo al colegio. Por cierto que a la noche, cuando Clementina regresó, hubo con este motivo una escena violenta entre los esposos. Raimundo también padecía con las ocupaciones de su amante.

Si no soy yo tamaña Como usted, mi señora la montaña, Usted no es tan pequeña Como yo, ni a gimnástica me enseña. Yo negar no imagino Que es para las ardillas buen camino Su magnífica falda: Difieren los talentos a las veces: Ni yo llevo los bosques a la espalda, Ni usted puede, señora, cascar nueces.» P/ La Ilíada, de Homero

El objeto sin duda será prontamente desempeñado, si se encomienda á genios mas fecundos, que mejorando las ideas, corrijan los errores en que abunde cuanto llevo indicado. El Arroyo de las Flores, los rios Azul, Tapalquen, Sauce Chico, Guaminí, Sauce Grande y Colorado, son bastante conocidos en la ruta á Patagónica, y aun á muchos de nuestros antiguos hacendados.

Cuando se cansaba de apoyar la cabeza en las rodillas de la madre, iba en busca del nuevo amigo, acogiendo como un gatito manso la caricia de sus manos en la flácida cabellera. El sueño acabó por rendirle, y Mina lo llevó a su camarote, despidiéndose de Fernando con visible contrariedad.

El joven la llevó después a sus labios, sin que tampoco lo advertiese. Entonces, un poco temeroso, pero venciendo el deseo a la timidez, introdujo el brazo por detrás de su espalda, y quiso estrecharla la cintura.

Pasó por delante del Conde, a quien saludó fríamente, y aproximándose a para despedirse, tomó mi mano, que llevó respetuosamente a sus labios. Yo le dije en voz baja: »Esta noche a las doce. »¡A las doce! repitió estrechando mi mano y dirigiéndome una mirada llena de reconocimiento y de ternura.

»Con este deseo, ha no cuántos meses que entré en ellas, donde hallé un ganadero que me llevó por su criado a un lugar que está en las entrañas desta sierra, al cual he servido de zagal todo este tiempo, procurando estar siempre en el campo por encubrir estos cabellos que ahora, tan si pensarlo, me han descubierto.

13 Y no trajo David el arca a su casa en la ciudad de David, sino la llevó a casa de Obed-edom geteo. 14 Y el arca estuvo en casa de Obed-edom, en su casa, tres meses; y bendijo el SE

En fin, tanto hizo, que por el más extraordinario camino del mundo supo la verdad; porque yo apretaba en lo del casamiento, por papeles, bravamente, y él, acosado de ellas, que tenían deseo de acabarlo, andando en mi busca, topó con el licenciado Flechilla, que fue el que me convidó a comer cuando yo estaba con los caballeros, y este, enojado de cómo yo no le había vuelto a ver, hablando con don Diego, y sabiendo cómo yo había sido su criado, le dijo de la suerte que me encontró cuando me llevó a comer y que no había dos días que me había topado a caballo muy bien puesto, y le había contado cómo me casaba riquísimamente.

Sería su inmediato heredero si Clara no viviese, añadió Lucía, que no dejaba por contar nada de cuanto sabía, cuando se hallaba entre personas, como Clara y su tío, que le infundían tanta confianza y cariño. Don Fadrique no llevó adelante la conversación. Quedó callado y como pensativo y melancólico. En silencio continuaron, pues, paseando hasta que llegaron al nacimiento.