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Con otra hirieron en el vientre á un cristiano que llevaba la imagen, y alegrísimo el buen muchacho de su dichosa suerte, se retiró aparte para gastar con Dios los últimos períodos de su vida, con no menos gloria suya que envidia del P. Lucas, que abrazándole estrechamente, se dolía de que en pena de sus pecados no merecía acompañarle en la muerte.

A través del sarcófago provisional, en que se depositaron los restos de Bonaparte, se puso la espada que el muerto habia legado al general Bertran, y el sombrero que llevaba en Eylau, dado por el mismo al baron Gros. Seguimos hácia el fondo. Detrás del altar mayor, hay una escalera de mármol, que conduce á una cripta, ó bóveda subterránea, en donde se custodia una sepultura.

Tal vez no eran iguales; pero él los llevaba abiertos y brillantes en su imaginación, y la más leve semejanza le hacía creer en una identidad completa. Me quedo con esto dijo Nélida mirando amorosamente la asiática vestidura . Pero no tengo dinero: habrá que pedir las dos libras a mamá... ¿No han visto ustedes a mamá?

Inmediatamente los arrojé por la ventana, sintiendo un extraño placer al oírlos quebrarse sobre los guijarros de la alameda. Tocole uno a la veneranda cabeza de mi tío que pasaba por allí. La suerte que llevaba sombrero; pero, con todo, hallando este procedimiento fuera de todas las leyes de la buena educación, no pudo contenerse y respondió con una expresiva exclamación.

Su larga tizona y el fuerte arco que llevaba á la espalda revelaban su profesión, así como las averías de su cota de malla y las abolladuras del casco decían á las claras que llegaba de los campos de batalla, á la sazón teñidos en sangre inglesa y francesa en la guerra que proseguían Eduardo III y su hijo el Príncipe Negro contra el Rey Carlos V de Francia.

Entre usted. Cuando Ballester le propuso que tomara la medicina, replicó la joven: «Lo que quiero es agua. Tengo una sed horrible... la boca seca». Bebió con ansia, y entre tanto, la fundadora llevaba aparte a Ballester y le decía: Oiga usted. Y su marido, ese pobre hombre, ¿qué viene a buscar aquí? ¿Qué hace, qué dice, cómo ha tomado esto?

El orador, después de indicar con estas palabras el nuevo rumbo que iba á emprender, se dedicó á la descripción de todos los gastos que llevaba hechos el gobierno para el sostenimiento del intruso.

Los mancebitos, que tenían ya hecho su agosto, y su vendimia, pues habían ya robado cuatrocientos escudos de oro que llevaba su mayor, dijeron que sólo los dejase aquel día, en el cual querían ir a ver la fuente de Argales, que la comenzaban a conducir a la ciudad por grandes y espaciosos acueductos. En efecto, aunque con dolor de su ánima, les dió licencia.

Gracias al esfuerzo tenaz, incansable, rabioso de los dos cónyuges, aquello había prosperado lindamente. El tío Pacho se quebraba los riñones cercando y rompiendo terreno comunal para ponerlo en cultivo, plantando avellanos, construyendo almadreñas; la tía Agustina, su mujer, cuidando el ganado, hilando, fabricando quesos y mantecas que llevaba los jueves á vender á la Pola.

La masa derrumbada que llevaba consigo aldeas, campos, bosques y pastos, no había hecho, después de la rotura, más que girar sobre su base y dar vuelta sobre si misma. Una de sus caras estaba hundida en el suelo, y por el otro lado se había desarraigado en parte.