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Era una prenda con la que suplían el capuchón del antiguo jaique del país, usado ya únicamente en circunstancias extraordinarias. Luego, los viejos sacaban de la faja una pipa rústica fabricada por ellos mismos, llenándola de tabaco de pota cultivado en la isla, hierba de acre olor. Los mozos se alejaban de ellos.

Cuando la fuerte lluvia había limpiado las piedras de la calle, llenándola casi de agua, otros amiguitos y yo construíamos vallas, encerrábamos las aguas en un desfiladero, la hacíamos precipitar en corrientes y formábamos á capricho islas y penínsulas.

Dicha carretera pasa por el Donon, a dos leguas de aquí, a la derecha. Lo primero que hay que hacer es fortificarse allí poderosamente, en el sitio más adecuado para la defensa, es decir, en la meseta, y cortar la carretera, destruyendo los puentes y llenándola de obstáculos. Varios centenares de árboles grandes, atravesados en un camino con sus ramas y hojas, valen como murallas.

Creíase uno transportado al hogar mismo de los gnomos, al centro de sus trabajos profundos y misteriosos. El hombre roía aquella tierra con esfuerzo incesante como un topo, llenándola de agujeros. Pero al morderla se envenenaba. Sin ayuda de gato, los dioses se desembarazaban perfectamente del ratón humano. Lola Madariaga dió un grito penetrante que hizo volver la cabeza a todos.

Huyó doña Rebeca con su paso menudo y cauteloso, y la hija la siguió a grito herido llenándola de injurias. Carmen, sola en la habitación, sintió que la duda quedaba todavía viva en su pecho; volvió los ojos a todos lados como para interrogar al misterio de su vida, y vió otros ojos turbados y malignos que se recreaban en su angustia.

Con el humo que se levantó en la celda llenándola toda, sintió picor en los ojos y salió como quien llora.

El famoso prelado don Rodrigo escribe la crónica de España, llenándola de prodigios para mayor prosperidad de la Iglesia, y hace historia prácticamente, pasando más tiempo sobre su caballo de guerra que en su silla del coro.

Oculto tras de los cañaverales, el cazador ojea los patos desde el fondo de la barca, de la que sobresalen únicamente la visera de una gorra, el cañón de la escopeta y la cabeza del perro, que olfatea el viento y papa mosquitos, o bien inclina, con sus patazas extendidas, toda la barca sobre una borda llenándola de agua. Esta espera es sumamente complicada para mi inexperiencia.

Valls había sacado su pipa, llenándola de tabaco inglés, y expelía olorosas bocanadas. Febrer, con la vista fija en el paisaje, abarcando en su retina deslumbrada el cielo, los montes, el campo y el mar, habló en voz baja, como si dialogase consigo mismo. La vida era hermosa. Lo afirmaba con la convicción del resucitado que vuelve inesperadamente al mundo.

Así, Mefistófeles es chico diablo. Aunque sabe y puede bastante, está en una posición relativamente humilde, en la jerarquía de los espíritus. Se columbra que Goethe comprende a Dios por cima de la naturaleza, y llenándola toda e infundiendo en ella la hermosura y la vida.