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Amén de esto, en 1902, don Adolfo Bonilla y San Martín daba a la estampa en la Revista de Aragón diversas poesías de Luis Vélez, las más de ellas inéditas hasta entonces, y de las cuales hay especialmente cuatro las cuatro primeras llenas de indicaciones muy interesantes para la vida de su autor, razón por la cual en 1908 las reproduje anotadas, con otra inédita, en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos.

Castillos, alcazabas, torres llenas de recuerdos se os ofrecerán á cada paso: á cada paso podreis volver los ojos á ese pasado por que sentís tanto entusiasmo.

Alfonso me escribe desde Roma cartas llenas de entusiasmo sobre los monumentos de esta ciudad célebre; mucho me gustaría estar en su compañía, pero mi pobreza no me lo permite. Los gastos de su viaje nos ayudan a cubrirlos sus tíos. Para este objeto, nos dieron ayer trescientos pesos.

Marchaba Flora encarnada y brillante como una rosa de Alejandría, marchaba Demetria blanca y esbelta como una azucena de Mayo. Cierro los ojos, miro hacia adentro y aún os veo cruzar por delante de mi casa llenas de atractivos como dos estrellas descendidas de la región azul del firmamento para iluminar mi valle natal.

Una mañana.... Olvidaba decir que en la casa había una gran pieza interior que daba a un patio o corralón muy espacioso, de donde recibía el sol casi todo el día. En dicha pieza tendía Doña Paz la ropa lavada en casa. De muro a muro todo era cuerdas, y cuando estaban llenas de ropa, aquello parecía un bosque de trapos húmedos.

En todas ellas se ven las casas viejas de aspecto miserable y aflictivo; las calles sin pavimento alguno, ó atrozmente empedradas, llenas de fango y mugre; los enjambres de mendigos asaltando á los viajeros si la diligencia se detiene un momento siquiera.

Y era efectivamente champaña, porque dos copas cónicas y cilíndricas, que se levantaban sobre su ancho pie de cristal, aparecían gloriosamente llenas, y el licor rosado que hervía y centelleaba, elevó bien pronto su espuma temblorosa por encima de los bordes del vaso. ¡Atención, comandante, la marea sube!

Junto á Brachialio tuvo nuevas llenas de sospechas, porque tuvo aviso que Roger no recibiera las insignias de César por no hacerse más sospechoso á los suyos, de quien ya comenzaban á tener alguna desconfianza, por verle rico y honrado, y ellos defraudado de su sueldo. Temió Teodoro, y resolvió de asegurarse, retirándose al fuerte de Ripi donde estuvo algunos dias.

«De lo que estaba convencida era de que en Vetusta se ahogaba; tal vez el mundo entero no fuese tan insoportable como decían los filósofos y los poetas tristes; pero lo que es de Vetusta con razón se podía asegurar que era el peor de los poblachones posibles». Un mes antes había pensado que el Magistral iba a sacarla de aquel hastío, llevándola consigo, sin salir de la catedral, a regiones superiores, llenas de luz. «Y capaz de hacerlo como lo decía debía de ser, porque tenía mucho talento y muchas cosas que explicar; pero ella, ella era la que caía de lo alto a lo mejor, la que volvía a aquel enojo, a la aridez que le secaba el alma en aquel instante».

Llegó Rocafort con su ejército á una aldea dos jornadas lejos de la ciudad de Cristopol, puesta en un llano abundante de frutas, y aguas, las casas vacias de gente, pero llenas de pan y vino, y de otras cosas no solo necesarias, pero de mucho gusto y regalo.