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Cada religion entraba y postrada delante de la cruz, cantaba devotamente una antífona á la misma, y separada á un lado aguardaba la llegada de las demás, del capítulo de S. Pablo y de la música de la Seo.

Deteníase a cada rato, y luego con gran esfuerzo seguía: Lord Gray me dijo después que él no podía hacerse católico, y que se alegraba de que yo entrase en el convento para robarme. Quise salir y el criado anunció la llegada de una señora... ¡Oh!

A más de por hermosa en el grado especial en que lo era, por la historia que tenía, fue su aparición en los salones mucho más notada que otras semejantes: la mordieron las envidiosas con la saña de las grandes ocasiones; la compadecieron a gritos las pecadoras en secreto; los hombres la tuvieron quince días sobre el tapete en sus debates naturalistas, y los revisteros de salones soltaron toda la trompetería más sonora de sus órganos, en honra y gloria de la recién llegada al único mundo en que, según ellos, se podía vivir debajo de la luna.

La Humanidad confiesa su culpa, pero espera la llegada del prometido Redentor, que ha de rescatarla del cautiverio del pecado. Encolerízase entonces Lucifer; huella con sus plantas el pecho de la cautiva, y ordena que la lleven á una obscura prisión; pero aquélla le anuncia que en breve uno, más poderoso, acabará con el imperio del infierno.

En cuanto al Internet Dictionary Project, Tyler pone fin a este proyecto en enero de 2007, por falta de tiempo, dejando los diccionarios existentes tal y como estaban en la web para visualización o descarga. = NetGlos A menudo, un término tomado del inglés es el punto de partida y, en muchos casos, también es el punto de llegada.

Llegada la columna al río Léminton se dió la voz de alto para comer y descansar, y antes de que el sol empezara su marcha hacia el ocaso reanudaron la suya los soldados, entonando alegres canciones. Por su parte el barón deseaba vivamente llegar al término de su viaje y á tierra enemiga, para cruzar la espada y romper lanzas una vez más con los adversarios de sus anteriores campañas.

Continué toda aquella noche con mis compañeros escribiendo más y más órdenes y circulares para el mismo fin; pues sin explicar cómo ni de qué manera, aglomerábanse despachos de todas partes, pidiendo noticia de mi llegada, á la vez que consignas para levantarse contra los españoles.

Los periódicos anuncian la llegada á Paris de un banquero español muy célebre; el más célebre de nuestro país, quizá el más célebre de todo el mundo: D. José Salamanca. Un amigo me dice que debo hacer un paralelo entre Salamanca y el judío Rothschild, y me ha parecido muy bien la idea.

Tan luego supo el cura nuestra llegada, nos hizo ir á su casa, en donde nos sirvió un almuerzo bastante bueno, dadas las condiciones del pueblo; no tuvimos pan, pero al que lleva algún tiempo en Filipinas esto no es obstáculo, pues cual el hijo del país, sabe sustituirlo con el arroz cocido llamado morisqueta.

El nombre de Albay, es una corruptela según unos, de Ibat, régulo que imperaba á la llegada de los españoles en dicha parte de tierra, y según otros se la hace derivar de Ibalón, voz que procede del término local ivald, que quiere significar toda cosa que está al otro lado de algún río ó brazo de mar.