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Dentro de la tienda un mostrador de cinc, toneles y botellas, mesas redondas con taburetes de madera, y en los muros numerosas estampas de colores representando toreros célebres y los lances más salientes de la lidia. Tomaremos unos «chatos» de Montilla dijo el Pescadero llamando a un joven que estaba tras el mostrador y sonreía al ver a Gallardo.

Siguió llamando apresurado, y al fin, a los golpes, vino el almacenero de la esquina, quien al encontrarse con el cura se sorprendió, y más al oírle decir: ¿Dónde está el enfermo? ¿Qué enfermo? El que vivía en este cuarto. ¡Si este cuarto no está habitado todavía!... ¡Hoy me lo alquilaron unos mozos, pero aun no han traído sino un catre!...

El cansancio obligó á Elena repetidas veces á volver á la mesa; pero al poco rato ya estaba llamando con sus ojos al bailarín, que acudía oportunamente. Torrebianca no ocultó su disgusto al verla con este mozo antipático. Fontenoy permanecía impasible ó sonreía distraídamente durante los breves momentos que Elena empleaba en descansar.

Un personaje importante el tal vasco... La señora infundía respeto a los dos compatriotas del esposo, siempre con la cabeza alta, parca en palabras, llamando a Goycochea por su apellido, como si fuese un amigo en visita, mirándolo todo insolentemente con sus ojos de miope.

Cecilia, a quien sólo se le conocía el mal humor en que hablaba menos, sacó de su cómoda un elixir dentrífico, copió una oración a Santa Polonia que le habían dado, y llamando con misterio a Elvira, le dijo toda ruborizada: Elvira, ¿quieres hacerme el favor de llevar este frasco y este papel al señorito Gonzalo? ¿Ahora mismo?

D. TELL. Celio, Mira quién está llamando. ¿No hay pajes en esta sala? CELIO. ¡Vive Dios, señor, que es Sancho! Este mismo labrador De quien estamos hablando. D. TELL. ¿Hay mayor atrevimiento? CELIO. Así vivas muchos años, Que veas lo que te quiere. D. TELL. Di que entre, que aquí le aguardo. SANCHO. Dame, gran señor, los pies. D. TELL. ¿Adónde, Sancho, has estado, Que ha días que no te he visto?

10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldijera al padre o a la madre, morirá irremisiblemente. 12 y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, 13 invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que disteis; y muchas cosas hacéis semejantes a éstas. 14 Y llamando a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended.

Mira, Lucía dijo la directora juntando en sus manos las de las los niñas y hablando como si no estuviese Sol con ellas, quien se sentía las mejillas ardientes, y el pecho apretado con lo que la maestra iba diciendo, tanto, que por un instante vio el cielo todo negro, y como que desde su casita la estaba llamando doña Andrea . Mira, Lucía, sabes cómo entra en la vida Sol del Valle, como lo sabe todo el mundo.

Mi opinión es que hoy presenciaremos no pocas proezas, dijo Don Pedro, en vista de la fama y pujanza de los justadores. ¡Por Santiago! observó Don Jaime, otra cosa va llamando mi atención y es el buen porte y mejores vestidos de esos burgueses de Burdeos que se agolpan á mirarnos.

5 Y llamando a cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor? 6 Y él dijo: Cien batos de aceite. Y le dijo: Toma tu obligación, y siéntate presto, y escribe cincuenta. 7 Después dijo a otro: ¿Y , cuánto debes? Y él dijo: Cien coros de trigo. Y él le dijo: Toma tu obligación, y escribe ochenta.