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Si los Catalanes hicieran lo que hizo Stilicon y Narses, el uno llamando á los Godos, el otro á los Longobardos para la ruina de Italia, y del Imperio, no pudieran ser mas ofendidos de las plumas y lenguas de la historia; unos les llaman impios, sacrílegos, otros piratas, comun pestilencia de las gentes, hombres sin Dios, sin ley, sin razon, y todo nace porque en su favor llamaron á los Turcos, que entendido esto por mayor, ofende algo las orejas cristianas, pero bien abvertido y averíguado, no hay razon para culparle levemente, cuando mas para ofenderles con palabras tan descompuestas, y llenas de injuria y afrentas.

Acorté el paso, levanté los ojos de las espumosas aguas que corren aprisionadas en el bambán, y la curiosidad hizo me fijara en el grupo, llamando mi atención una bandeja llevada en manos de una dalaga. Los seguí, y al ver entraban en una casa, interrogué á uno de los acompañantes quien me dijo iban á tener un hatiran.

17 Y Pablo, llamando a uno de los centuriones, dice: Lleva a este joven al tribuno, porque tiene cierto aviso que darle. 18 El entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo, llamándome, me rogó que trajese a ti este joven, que tiene algo que hablarte.

Algunos alcaldes de pueblo, con casaca y sombrero de picos, se dirigieron a la fábrica de aserrar llamando a sus concejos respectivos para deliberar. Pero, afortunadamente, el carro de Catalina Lefèvre apareció, por fin, en el camino y mil gritos de entusiasmo se elevaron en seguida por todas partes. ¡Aquí están! ¡Aquí están! ¡Han llegado!

-Así se hará, o no quedará de pedazo replicó Monipodio. Y llamando a la guía, le dijo: Ven acá, Ganchuelo: ¿están puestas las postas? dijo la guía, que Ganchuelo era su nombre : tres centinelas quedan avizorando, y no hay que temer que nos cojan de sobresalto.

Y el Obispo las iba llamando por rigorosa antigüedad, como en una peluquería, sin tener en cuenta si eran amas o criadas. «Era demasiado hacer el apóstol». Se le dejó. Pronto se vio rodeado nada más de populacho madrugador.

Había pasado, como he dicho, un cuarto de hora desde que di la noticia, cuando una ruidosa y chillona voz hirió mis oídos. Era la de D. José María Malespina, que vociferaba en el patio, llamando a su mujer, a D. Alonso y a mi amita. Lo que más me sorprendió fue que la voz del embustero parecía tan alegre como de costumbre, lo cual me parecía altamente indecoroso después de la desgracia ocurrida.

40 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotados, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los soltaron. 41 Y ellos partieron de delante del concilio, gozosos de que fuesen tenidos por dignos de padecer afrenta por el Nombre de Jesús. 42 Y todos los días no cesaban, en el Templo y por las casas, enseñando y predicando el Evangelio de Jesús, el Cristo.

Después, Amaury tomó el diario en el cual apuntaba día por día los pensamientos, las sensaciones y los hechos más notables de su vida, encerró en un sobre el manuscrito y la carta, y llamando al criado le hizo llevar el paquete a su destino, mientras él quedaba con el corazón agitado por la ansiedad y la incertidumbre.

Esto, ... Maximiliano maltratado... entrando en casa tan tarde y con esos modos de traidora de melodrama. Fortunata, después de mirar de hito en hito a doña Lupe por espacio como de un minuto, volvió a apoyar la mejilla en el puño sin decir una palabra. «Pues me he enterado... Me gusta...». Y fue a la alcoba, porque se oyó la voz de Maxi llamando. Poco después se le sintió vomitar.