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¿No será mejor que procures desembarazarte de ellos? Huerta está en el Ministerio. Mira a ver si le mandas de gobernador a cualquier parte.... ¡Pues es verdad! Ahora mismo voy a hablar a Arbós.... ¡Pero lo que es a mi señor yerno no le perdono!... Esta noche me las ha de pagar, o no me llamo Pepa.

Pero, acordándose que el valeroso Amadís no sólo se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por Hepila famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse don Quijote de la Mancha, con que, a su parecer, declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della.

Y hecho su sermón y despedido desde el púlpito, ya que se quería abajar, llamó al escribano y a , que iba cargado con unas alforjas, e hízonos llegar al primer escalón, y tomó al alguacil las que en las manos llevaba y las que no tenía en las alforjas, púsolas junto a sus pies, y tornóse a poner en el púlpito con cara alegre y arrojar desde allí de diez en diez y de veinte en veinte de sus bulas hacia todas partes, diciendo: "Hermanos míos, tomad, tomad de las gracias que Dios os envía hasta vuestras casas, y no os duela, pues es obra tan pía la redención de los captivos cristianos que están en tierra de moros.

Allí avanza un grupo de pajes que van á dar de beber á los caballos. Cada uno de esos corceles indica la presencia de un caballero en Burdeos, porque tengo entendido que los hombres de armas y arqueros han marchado ya con dirección á Dax. ¡Simón! llamó el señor de Morel. Avisa á la gente que dentro de una hora estarán aquí las lanchas y que lo tengan todo listo para el desembarco.

8 Cuando fueres llamado de alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más honrado que esté por él convidado, 9 y viniendo el que te llamó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a tener el lugar último.

Yo, señor don Cleofás Leandro Pérez Zambullo, que ya le el suyo, o los suyos dijo el Cojuelo , porque hemos sido vecinos por esa dama que galanteaba y por quien le ha corrido la justicia esta noche, y de quien después le contaré maravillas, me llamo desta manera porque fuí el primero de los que se levantaron en el rebelión celestial, y de los que cayeron y todo ; y como los demás dieron sobre , me estropearon, y ansí, quedé más que todos señalado de la mano de Dios y de los pies de todos los diablos, y con este sobrenombre; mas no por eso menos ágil para todas las facciones que se ofrecen en los países bajos, en cuyas impresas nunca me he quedado atrás, antes me he adelantado a todos; que, camino del infierno, tanto anda el cojo como el viento ; aunque nunca he estado más sin reputación que ahora en poder deste vinagre, a quien por trato me entregaron mis propios compañeros, porque los traía al retortero a todos , como dice el refrán de Castilla, y cada momento a los más agudos les daba gato por demonio.

¿De qué manera pretendéis libertarme de éste que yo llamo mi sacrificio? dijo con acento singular doña Clara. ¿De qué manera? ¿De qué manera decís? exclamó el joven, con la mirada extraviada y la voz sombría . ¡Muriendo! ¡Dejándoos viuda! ¡Dios mío! exclamó doña Clara, levantándose de una manera violenta y asiendo una mano de don Juan . ¿Qué habláis de morir?

Por ejemplo: veo un objeto: aquí hay la afeccion que llamo ver, y el mecanismo con que el objeto transmite la luz á la retina, y esta una determinada impresion al cerebro. Estas son cosas muy diferentes: la primera es un hecho de mi espíritu, la segunda una modificacion corpórea.

Entonces Ivonet llamó á un tal Ducoureau, diciéndole: "Lleve al señor al lugar en que se encuentra acampada la 'artillería' y dígale á Saborié que he nombrado á este blanco Jefe de la Artillería del Ejército Reivindicador." Ferreiro quedó confuso, anonadado. ¿Jefe de artillería él, que no sabía ni qué forma tenía una granada, ni jamás había visto de cerca un cañón?

Sólo se sabe de él que es el mismo autor de otra novela titulada Amitié Amoureuse, publicada anteriormente en París, que llamó la atención de toda Francia. En una admirable noche del mes de junio reina extraordinaria animación en el viejo castillo de Creteil. En el patio de entrada, el continuo rodar de los carruajes no cesa hasta después de haber dado las doce en el campanario de la iglesia.