United States or Saint Pierre and Miquelon ? Vote for the TOP Country of the Week !


Mirad, caterva enamorada, que para sola Dulcinea soy de masa y de alfenique, y para todas las demás soy de pedernal; para ella soy miel, y para vosotras acíbar; para sola Dulcinea es la hermosa, la discreta, la honesta, la gallarda y la bien nacida, y las demás, las feas, las necias, las livianas y las de peor linaje; para ser yo suyo, y no de otra alguna, me arrojó la naturaleza al mundo.

como dijo, quizá harto duramente, el austero y satírico poeta, sin hacer más que cortejar a mujeres livianas? ¿Por qué no te casas con una mujer honrada, de tu clase, y te formas una familia? A esta lluvia de preguntas contestó con mucho reposo el Condesito: Todas las excitaciones de usted, querida madre, son tan buenas, que yo las seguiría sin vacilar si de dependiera seguirlas.

Los valientes alcornoques despedían de , sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo.

O gran Pluton, á quien por suerte dada Le fue la habitacion del reyno oscuro, Y el mando en la infernal triste morada, Ansi vivas en paz, cierto y seguro De que la hija de la sacra Ceres Corresponde á tu amor con amor puro, Que en todo aquello que en provecho vieres Venir del pueblo triste que te invoca, Lo allegues, qual se espera de quien eres; Atapa la profunda escura boca Por do salen las tres fieras hermanas, A hacernos el daño que nos toca, Y sean de dañarnos tan livianas

¡Basta ya! exclamó Fray Diego. Lejos de defenderse el culpado confiesa y agrava su falta con sus livianas palabras. Sólo me resta imponerle el condigno castigo. Al decir esto dejó el abad su asiento y todos los monjes le imitaron, dirigiendo temerosas miradas al irritado semblante de su superior.

Venga, pues, vuestra merced, señor oidor, y vuestra merced, señor cura, y el uno sirva de rey Agramante, y el otro de rey Sobrino, y pónganos en paz; porque por Dios Todopoderoso que es gran bellaquería que tanta gente principal como aquí estamos se mate por causas tan livianas.

La vanidad de creerse sobrado interesante para que aquellas mujeres, que le habían visto y que habían notado su persecución, volviesen al cabo a buscarle, o arrepentidas del desvío primero, o no arrepentidas, sino siguiendo en los mismos propósitos, ya que la fuga, según el Conde, había estado muy en su lugar, so pena de haberse humillado ellas a pasar por harto fáciles y livianas, prestándose desde el primer momento a dejarse acompañar por quien no conocían ni de nombre, sólo porque habían reparado, sin duda, que era rico, titulado y tenía coche.

Entre las muchísimas faltas que me ponen los críticos, nada me aflige tanto como que me acusen de pintar siempre mujeres algo levantiscas y desaforadas. «¿Con quién se trata el autor? dicen . ¿No ha conocido sino mujeres livianas? ¿Por qué no nos presenta en sus historias a las honradas y puras, a las que cumplen siempre con su deber, a las que pueden y deben servir de modelo?» «Este autor añaden odia a las mujeres o tiene malísima opinión de ellas

Por último, Juana había prometido hacer un plato de su invención, con el que la gente menuda se chupa por allí los dedos de gusto; plato que tiene la singularidad de remedar, en cuanto cabe en lo humano, el milagro del pan y peces, pues con dos docenas de huevos y media hogaza para pan rallado se hartan cien hombres, gracias al sabroso ajilimójili en que ella rehogaba las livianas tortillas después de haberlas frito, y en cuyo caldo se remoja pan y se convierte en sopas, que se engullen con deleite.

Su generosidad, mal empleada primero, ya en mujeres livianas, ya en sostener en la holganza y la crápula al desvergonzado parásito Pepe Carranza, empieza a tomar atinada dirección merced al cariño, sin el menor viso ni asomo de concupiscencia, que le inspira Soledad, fiel y honrada ama de llaves.