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Es el fin y paradero de las letras..., y no hablo ahora de las divinas, que tienen por blanco llevar y encaminar las almas al cielo, que a un fin tan sin fin como éste ninguno otro se le puede igualar; hablo de las letras humanas, que es su fin poner en su punto la justicia distributiva y dar a cada uno lo que es suyo, entender y hacer que las buenas leyes se guarden.

Lo primero, señor prosiguió después de haber mirado al cielo un buen rato, es nombrar los capitanes generales y los regentes de todas las Audiencias, gente de confianza que vaya al momento á cumplir las leyes perentorias de seguridad pública que les daréis. El Rey hizo con la mano ese gesto frecuentísimo que indica la actitud de castigar.

Me tenéis ya en campaña para contribuir a que desaparezcan esos seres funestos que osadamente han despedazado los vínculos entre el pueblo y las leyes.

Ni aun según las leyes de los gentiles que están alrededor de vosotros habéis hecho. 9 Y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré cosa semejante, a causa de todas tus abominaciones.

Era éste un hombre de mediana estatura, frágil, y vestido con arreglo á las leyes de la más estricta elegancia inglesa. Bajo la ancha frente, su rostro, según aparece en la hermosa caricatura que le hizo Cappiello, se modelaba sobre la línea vertical de un perfil lleno de voluntad. Hablaba en voz baja, y sus manos, débiles y blancas, accionaban muy poco. Parecía distraído.

Entre las muchas razones que condenan como un grave mal la institucion de las aduanas, no es de poca monta el hecho curioso de la contradiccion flagrante en que puede hallarse esa institucion con las leyes y costumbres políticas de un pueblo.

Y los gritos y las amenazas, y el estruendo de doscientas voces y de dos mil porrazos llenaban el Santuario de las leyes, y hasta las figuras pintadas en el techo parecían temblar y querer despegarse del lienzo para romperse el cráneo contra los mármoles del hemiciclo.

Mucho ha ganado el marino con poder navegar auxiliado de esas dos antorchas. Por un lado Maury le enseña las leyes generales del aire y del mar, el arte de escoger y seguir las corrientes; dirígele por rutas calculadas, que son á modo de las calles del Océano.

1.º Existen en nosotros facultades sensitivas que se desarrollan por efecto, ó con ocasion, de las impresiones orgánicas. 2.º Nada sentimos sino con sujecion á las leyes del organismo. 3.º Las representaciones sensibles internas no pueden formarse de otros elementos que de los suministrados por las sensaciones.

A despecho de Océanos y desiertos, de hambre y peste, de espías y leyes penales, de calabozos y torturas y de los más espantosos suplicios, los jesuítas penetraban, bajo cualquier disfraz, en todos los países; como maestros, como médicos y como siervos; arguyendo, instruyendo, consolando, cautivando los corazones de la juventud, animando el valor de los tímidos, presentando el Crucifijo ante los ojos del moribundo.